El
arquitecto Manuel González Galván fue y será siempre
un "devoto hijo de Morelia". El texto que ofrecemos corresponde a la intervención
de la doctora Elisa Vargaslugo en el homenaje en memoria de la vida y obra del
investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas; organizado por
la UNAM, la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México,
el INAH, el CONACULTA y la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis
de México. Asimismo ofrecemos una galería de la obra plástica
más representativa del también artista de Morelia.
Manuel González Galván (1933-2004)
Elisa Vargaslugo
elisabosch@prodigy.net.mx
Manuel González Galván nació en la
ciudad de Morelia en el seno de una familia católica,
acomodada y tradicionalista. Murió en su casa de la
Ciudad de México.
Desde muy joven demostró decidida vocación
artística que puso de manifiesto al expresarse como
dibujante, como arquitecto, como
pintor y como historiador
del arte.
En la ciudad de Morelia cursó sus primeros estudios
hasta terminar la secundaria. Para el bachillerato se inscribió en
el Instituto Patria de la Ciudad de México. Acorde
con su amor al arte, desde 1952 asistió como "alumno
oyente" a diversas cátedras en la Facultad de Filosofía
y Letras de la UNAM, que entonces funcionaba en el edificio
conocido como Mascarones. Allí asistió de manera
preferente a las ya famosas clases de Arte Colonial impartidas
por Francisco de la Maza. Seguramente la admiración
y el amor que tuvo por la arquitectura virreinal de su ciudad
natal, Morelia, y las sabias y brillantes clases de De la
Maza, lo encaminaron decididamente a convertirse en especialista
de arte colonial. Su ingreso al Instituto de Investigaciones
Estéticas tuvo lugar el año de 1960, cuando
aún cursaba la carrera de Arquitectura. Obtuvo el
título de arquitecto en 1967, con la tesis Mesón
y tianguis en el Mercado de la Merced . De muy pocos
es conocido el hecho de que también hizo estudios
formales de pintura, escultura y grabado en la escuela de
arte La Esmeralda; todo lo cual explica la versatilidad de
sus actividades como investigador y como creador.
La obra escrita de Manuel González Galván
consta, grosso modo , de diez libros, 29 capítulos
para libros de diversos asuntos artísticos y más
de 125 artículos, además de reseñas,
ponencias para mesas redondas y congresos. Cumplió con
numerosos trabajos de difusión: asesorías,
entrevistas en periódicos y por radio y un sinnúmero
de conferencias en varias ciudades de México y del
extranjero. Como buen investigador de arte practicó la
fotografía y llegó a reunir un importante acervo
de arte mexicano -14 mil transparencias a color- que legó a
la Fototeca de este Instituto.
Entre sus libros destaca De Guatemala a Nicaragua; diario
de viaje de un estudiante de arte , publicado por
el IIE en 1968. Obra ciertamente de juventud pero en donde
ya se encuentras atisbos que revelan su talento como buen
observador y conocedor de la materia.
Muchos de sus artículos están dedicados a
monumentos y problemas de conservación de la ciudad
de Morelia y un buen número trata de variados e importantes
temas de arte colonial. De este género de textos deben
destacarse los siguientes títulos: "El oro en el barroco" ( Anales ,
1976) ; "Modalidades del fuste barroco", aparecido en el
libro de homenaje al maestro Justino Fernández (UNAM,
1977); "Génesis del barroco y su desarrollo formal
en México" en Historia de Arte Mexicano (Salvat-UNAM,
1982); "El espacio de la arquitectura religiosa virreinal
de México" ( Anales ); "El rostro oculto
de la catedral de Oaxaca" ( Anales , 1987); artículos
que constituyen enfoques fundamentales para el mejor conocimiento
del barroco mexicano. El que se ocupa de la catedral de Oaxaca
merece mención especial por el tratamiento tan sabio
mediante el cual el arquitecto desentrañó la
superposición arquitectónica hecha en el siglo
XVII, sobre la fábrica del siglo XVI.
Fue un maestro muy ameno y muy popular, que impartió durante
muchos años sus enseñanzas en la escuela nacional
de Arquitectura, en la Facultad de Filosofía y Letras
y en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, así como
en la Escuela de Restauración Paul Corema's del INAH,
además de haber impartido cursos a grupos particulares.
Pocos conocidas son sus pinturas y esculturas que han quedado
en posesión de sus familiares y de algunos de sus
amigos más cercanos. Practicó las técnicas
del óleo y de la acuarela e incursionó en la
del esmalte. Los asuntos religiosos y las calles y monumentos
de Morelia fueron sus temas favoritos. Manuel González
Galván no pintó para el público ni para
conquistar fama como pintor; sus creaciones obedecieron fundamentalmente
para satisfacer sus sentimientos religiosos y su devoción
a Morelia. Sin embargo, en general animado por terceras personas,
expuso sus obras varias veces. La primera muestra fue en
1955, en Barcelona, en la Tercera Bienal Hispano Americana
de Arte. Expuso después varias veces en Morelia y
en la Ciudad de México, siendo la última de
ellas en 1973 en el Instituto Mexicano-Norteamericano de
Relaciones culturales en esta capital.
Su habilidad de magnífico dibujante se dio a conocer
en el medio universitario, gracias a los numerosos dibujos
que le eran solicitados para ilustrar artículos no
sólo de los investigadores de este Instituto sino
de autores de otras partes de la UNAM. Las obras sobresalientes
de este género son los estupendos retratos que inmortalizaron
los rostros de varios de nuestros investigadores desaparecidos.
Tampoco la obra arquitectónica de González
Galván se conoce en toda su dimensión e importancia.
Su creación más importante en la Ciudad de
México fue el proyecto con que se remodeló el
patio principal del Palacio Nacional con una fuente en el
centro, con diseño inspirado en la fuente colonial
de Pegaso, que existió hasta el siglo XVIII en la
Plaza Mayor de la Ciudad de México. En Coyoacán
construyó cuatro casas con las características
de lo que ahora se conoce como "arquitectura de tipo mexicano".
En ellas recoge, con talento, muchos elementos de la arquitectura
colonial de provincia. Una de esas casas fue habitada por
el arquitecto Manuel González Galván hasta
su muerte.
En la parroquia de Cuautitlán, Estado de México,
se conserva un retablo dorado, "neo-renacentista", diseñado
especialmente para colocar cuatro grandes lienzos del siglo
XVI, obras del flamenco Martín de Vos. En la ciudad
de Morelia es donde se conserva el mayor número de
sus obras arquitectónicas y donde desarrolló asesoría
para la restauración de plazas, como la de El Carmen,
por ejemplo, y construyó casas con fachadas diseñadas
para mantener la euritmia (armonía) y el carácter
propios de la arquitectura virreinal que privaba en esa población. Él
fue quien impulsó el gusto por desprender el enlucido
de las fachadas para dejar aparente la mampostería
de cantera; moda que se siguió por muchos años,
con la intención de evitar pinturas u otras intervenciones
ajenas a la tradición del empleo de la cantera.
Algunos de sus trabajos como arquitecto restaurador, en
el estado de Michoacán, puede verse en el templo de
La Cruz de la misma Morelia, en la parroquia del pueblo de
Quiroga, y en una de las capillas del templo de La Soledad,
en Patzcuaro. Muy valioso trabajo fue el inventario de monumentos
religiosos y civiles con el respectivo estudio para la delimitación
del Centro Histórico de la ciudad de San Cristóbal
Las Casas, Chiapas, entre tantos otros trabajos de esta índole.
El arquitecto Manuel González Galván debe
ser recordado como uno de los grandes defensores del patrimonio
artístico de México, que con denodada vocación
e infinita paciencia y la más alta generosidad intervino
en sinnúmero de causas, con éxito en muchas
ocasiones y fracasando en otras. La muerte hizo que no pudiera
continuar su última lucha: la limpieza de la cúpula
de la escalera del colegio de la Compañía de
Jesús, invadida por inadecuadas pinturas en detrimento
de su belleza.
Del reconocimiento público es el hecho de que
la ciudad de Morelia recuperara, en años recientes,
gran parte de la belleza y de sus valores arquitectónicos
que se habían perdido, gracias al incansable esfuerzo
que en ello puso Manuel González Galván.
En el seno de este Instituto de Investigaciones Estéticas,
perdurará el recuerdo de su persona afable, de su
sencillez y su gran sentido del humos.
Finalmente queda mencionar algunos de los cargos honorarios
que González Galván desempeñó:
Asesor en Historia de México del Museo Nacional del
Virreinato; Miembro de la Junta de Conservación de
la ciudad de Morelia, como Representante del Departamento
de Monumentos Coloniales del INAH; Miembro de la Sociedad
Defensora del Tesoro Artístico de México; Miembro
del ICOMOS Mexicano; Miembro del Comité de Asesores
de la revista México en el Tiempo . El año
del 2003 tuvo el honor y la satisfacción de ser nombrado
Miembro de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis
de México. El gobierno y la ciudadanía de Morelia
no permanecieron indiferentes a las acciones de González
Galván por conservar los tesoros artísticos
de esa población. El Colegio Valladolid lo reconoció como
uno de sus exalumnos más destacados. El periódico La
Voz de Michoacán le impuso la presea "José Tocaven" en
homenaje, y cuando se festejaron los 450 años de la
fundación de la ciudad de Morelia recibió la
medalla "Generalísimo Morelos". Recientemente la Comisión
Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural
le rindió el merecidísimo homenaje por su labor
de tantos años y porque gracias a ese sostenido esfuerzo
y al que desplegó conjuntamente con María Teresa
Martínez Peñalosa, se logró que la ciudad
de Morelia quedara inscrita dentro del Patrimonio Artístico
y Cultural de la Humanidad.
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