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rastros


Una conjura predecible

Edvige Abete*
edyabete@gmail.com

Traducción de Olga Sáenz

Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención!
¡Vengo a inhumar a César, no a ensalzarle!
¡El mal que hacen los hombres perdura sobre su memoria!
¡Frecuentemente el bien queda sepultado con sus huesos!

W. Shakespeare: Julio César, III







En Roma, en el corazón del Foro Romano, miles de visitantes de este mundo globalizado dejan mensajes improvisados, versos o pequeños regalos en hojas de papel plegado y pegado con gran esmero: es el homenaje silencioso y discreto al hombre que representa aún hoy en día, el poder mismo: Julio César.
           El lugar se localiza justo donde César fue cremado; se halla cerca del sitio en que los Tribunos realizaban sus arengas; también es el área donde Marco Antonio reunió a la multitud con el discurso inmortalizado por la fantasía de Shakespeare y que ha nutrido a aquellas generaciones enteras identificadas con la cultura anglosajona: "Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención! ¡Vengo a inhumar a César no a ensalzarle." (1) Fue un magistral disfraz dialéctico teñido de habilidad y diplomacia, capaz de trastrocar en pocas horas la situación, exponiendo a los "libertadores" bajo el perfil de siniestros y brutales asesinos. En los tiempos precedentes a los idus de marzo nadie había ostentado tanto poder para gobernar la República, ni lo había administrado en forma tan sui géneris, con absoluta libertad y seguridad personales. Ninguno de sus predecesores había sido tan osado, arriesgándose en todo momento a perderlo todo. Parece increíble que un político tan genial y un estratega con su visión del futuro no haya intuido una conjura tan predecible.
           Cayo Julio César era nieto del tribuno Cayo Mario, representante del partido "popular" vencido por Sila (2). La fe en sus propias capacidades, una innata aptitud para lograr consensos, así como su inclinación casi obsesiva por exaltar su propia imagen constituyen el origen de su personal relevancia, circunstancias que lo llevan en breve a convertirse en el benjamín de la plebe. Posee una personalidad atrevida y una inteligencia brillante. Llega a ser magistrado, edil (al cuidado de la ciudad), expone en el Capitolio sus colecciones de arte, promueve juegos y espectáculos atribuyéndose todos los méritos, aunque quien los financie sea Bíbulo, el rico colega con el que comparte la edilidad.
           En el año 63 a.C., cuando vence a todos sus adversarios por el codiciado cargo sacro de pontífice máximo, el futuro dictador apenas tiene 38 años y se halla al borde del abismo económico (3). Llega a ser el máximo centinela de la religión del Estado mediante un gasto exorbitante: para obtener consensos, regala y ofrece grandes sumas de dinero a intereses bajísimos. Escéptico, agudo, dueño de una mentalidad laica, simpatizante del pensamiento epicúreo, posee una personal pero lúcida visión política que va más allá del horizonte republicano. Por esta razón, la liga con la cual se vincula a Pompeyo, quien representa a la facción opuesta, la de los "optimates", nunca se malogra. Ambos aspiran al gran mandato y tienen un enemigo común a vencer: el sumo poder de la clase senatorial. El matrimonio de su hija Julia, concedida como esposa a Pompeyo, sella el pacto entre ambos (4).
            Para ampliar consensos políticos, César intenta cultivar la simpatía de Marco Tulio Cicerón, honrado por el pueblo con el apelativo de Padre de la patria por haber frustrado la conjura de Catilina. Cicerón intuye que la vieja República está en crisis; sin embargo, se debate entre el temor de enemistarse con el Benjamín de la plebe y sus propios sentimientos de amor y lealtad hacia las instituciones; además hace intervenir los intereses de la clase senatorial de la que forma parte. Mantiene una actitud adulatoria, una hipócrita lealtad en todas las confrontaciones, esforzándose por frenar su natural imprudencia.


           La alianza con Pompeyo, financiada por Craso, garantiza recíproco apoyo, permitiendo a César llegar a cónsul y a Pompeyo a distribuir tierras a los veteranos (5). Para proteger a la población provincial de exorbitantes impuestos tributarios y contener el poder de los magistrados en el gobierno, el propio César aprueba la ley contra la extorsión, la cual limita las ambiciones de éstos hasta el límite de negarles la posibilidad de recibir regalos. Es una novedad increíble, digna de un gran legislador que atiende y resguarda ámbitos que están más allá de los confines de su propia ciudad. Con el gobierno de las Galias todo cambia: la plebe urbana, un referente social de su política, es sustituida por un grupo numeroso de soldados. A los acaudalados de la casa localizada sobre la vía sagrada, donde se ha transferido como pontífice máximo, se aplican las severas condiciones de la vida militar: cuatro legiones, cerca de 18 000 hombres con los cuales afronta y comparte cotidianamente los peligros, las fatigas, las comidas frugales y las marchas forzadas.
            La conquista militar de la Galia y su transformación en clave propagandística a través del De Bello Gallico, fueron la ocasión para que César se cubriera de gloria militar en una región no lejana a Roma, corazón pulsante de la política. La Galia se rebela con mayor fuerza de la prevista. El propio César analiza la realidad económica y social de su enemigo: al noreste, un universo poblado de gente amenazada por tribus germánicas belicosas que desafían de manera permanente a lo largo del Reno, y que intenta audazmente su colaboración para vencer a los rebeldes gálicos. Fueron nueve años de guerra que él mismo narra con un estilo esencial, casi árido, hablando de sí mismo en tercera persona. En el relato hay una mezcla de crueldad y astucia, al grado de ser denunciado en el Senado por Catón como una "violación a los derechos de la población". También se encuentran rasgos de prudencia, audacia y deseos de sondear al enemigo y conocer sus costumbres. La victoria de Alesia, obra maestra de la estrategia militar romana, es el toque final del sueño de independencia Gálica, capitaneada por Vercingétorix, así como el origen de un nuevo equilibrio geopolítico que modificará para siempre el perfil de Europa(6).


           En 49, en respuesta al fortalecimiento del poder de Pompeyo y en abierto contraste con la aristocracia senatorial, César otorga la ciudadanía romana a la Galia cisalpina; abre así las puertas a la profesión pública a todos los habitantes de la Italia septentrional, principal fuente de reclutamiento de sus legiones, garantizando con ello su gratitud y apoyo (7). En ese mismo año, la elección de cónsules que quieren privarlo del mando de las Galias y del ejército, constituye el pretexto para la ruptura definitiva entre ambas fuerzas (8). César, al sobresalir por su sentido táctico, ha cambiado sus cortes al río Rubicón, límite geográfico, con el objetivo de que los ejércitos armados no puedan cruzarlo sin que represente esta posible acción una declaración de guerra abierta contra Roma. Los amenaza con gran sigilo. Se trata, entonces, del inicio de la guerra civil. Marchando sobre la urbe romana, derrota a los soldados que Pompeyo le ha enviado a su encuentro; aun así, no renuncia a reconciliarse con él. Es un intento extremo de solucionar el distanciamiento: los persigue a lo largo de la Italia meridional para ofrecerles la paz. Sus intenciones parecerían sinceras: para ambos no hay nada que ganar mediante una guerra civil (9)
            A pesar de todo, Pompeyo huye a Grecia para reorganizar su propio ejército. El pueblo está de parte de César. Además es evidente la fidelidad de las legiones hacia su carismático comandante, quien seduce a sus propios soldados al llamarlos "compañeros" (de penas y fatigas), los colma de regalos y los conmina a luchar de su lado; su actitud deviene irrefutable. ésta es el arma mortal que Pompeyo, rodeado de ricos senadores y personajes de rango, no valora e incluso ignora, firmando con ello su propia derrota. Incluso Cicerón, después de ciertas vacilaciones, lo abandonará a su propio destino sin acompañarlo a Grecia, como sí lo hicieron la mayor parte de los miembros del Senado (10).


           En Farsalia, Tesalia, donde los dos ejércitos se enfrentan, la victoria cesariana no logra la derrota del enemigo: al final quedan sobre el terreno alrededor de 15 000 pompeyanos, mientras César persigue al ejército en fuga.
           Ni siquiera la muerte de Pompeyo, tramada por los consejeros del joven rey de Egipto Tolomeo, da fin a la guerra civil; por el contrario, se extiende a la provincia donde se combate como en una gran tabla de ajedrez. Cleopatra, en lucha por la regencia contra el hermano Tolomeo, prefiere permanecer al lado de César; con gran prudencia, entra con él por la noche, escondida en un tapete enrollado bajo la mirada divertida del general, quien muestra el "precioso contenido". No es la hermosura de esta mujer, ni el hijo que espera de él; tampoco la voluntad del pueblo (que la repudia) lo que, a pesar de todo, la impone en el trono de Egipto: la situación se debe, sobre todo, al cálculo político de César, quien, con el fin de sujetar al país, diseña el juego de frente a un gobierno políticamente débil (11). Apenas tiene el tiempo suficiente para saborear sus triunfos, celebrados en Roma en el 46, y alentados por la llegada de Cleopatra con el recién nacido Cesaretto (Kesarion), cuando se encienden los conflictos en los confines del Imperio: en áfrica, último baluarte de los republicanos comandados por Catón; en España, los hijos de Pompeyo agitan la resistencia; en Oriente, las legiones se amotinan (12).
           En medio de un conflicto civil tan extenso, casi total, uno de los problemas que César debe afrontar es el de la recuperación de los equilibrios políticos drásticamente destruidos. Para ello, ofrece y concede "clemencia" de manera masiva y perdona a muchos de los enemigos, reintegrándolos a la vida política; involuntariamente, con esta errática decisión, arma la mano del ex pompeyano Casio y del idealista Bruto, quienes tienen grandes intereses y representan el descontento de gran parte de la aristocracia senatorial. Por primera ocasión bajo César, ese mundo arcaico de privilegios estaría, peligrosa y aun democráticamente, abriendo las puertas al reconocimiento del mérito, más que al del censo (13). En la conjura para asesinarlo participan también muchos de los irónicamente llamados "fidelísimos": Trebonio, su lugarteniente en Galia y Décimo Bruto, nombrado en el testamento tutor de Octaviano, además de heredero. Se trata de una señal de la pura intolerancia hacia un poder casi monárquico. Bastaron al pueblo sólo dos días para identificarse con Bruto y con los "tiranicidas", antes de asistir a los funerales de César, donde escucharían las palabras que Antonio pronunció durante la oración fúnebre. Antonio tiene estructurado magistralmente su discurso: muestra el manto de César ensangrentado y su testamento, en el que deja a cada uno de los trescientos monedas de "sestercios" y sus jardines para pasear a lo largo del Tíber. Con sus palabras provoca un ambiente conmocionado de resentimientos, rabia y venganza hacia los asesinos, y enciende los ánimos de los oyentes al grado extremo de llevarlos a incendiar sus casas.
           A los idus de marzo, hoy como ayer, manos anónimas depositan en ese ángulo del Foro Romano flores, mensajes, regalos. No hay límite a la fantasía para los donantes, quienes depositan hojas de laurel y frases que conmueven; alguno hasta ha escrito con ignorante ironía "thanks for salad", atribuyéndole la invención de la ensalada César; famosa en América y menos común entre nosotros. Un icono inoxidable del César, cuya fama y prestigio persiste por 2000 años (14).
           "¡El mal que hacen los hombres perdura sobre su memoria! ¡Frecuentemente el bien queda sepultado con sus huesos" (Marco Antonio).


* Arqueóloga. Colaboró en el proyecto de excavaciones arqueológicas en la antigua Lavinium, del Instituto de Topografía Antigua de la Università degli Studi di Roma.
1. Shakespeare se documenta con gran cuidado. Apiano y Plutarco son sus fuentes más confiables.
2. Sila, intuyó la amenaza que César representaba para la clase de los "optimates". Por esta razón César se mantiene prudentemente lejano de Roma hasta la muerte del "dictador".
3. El cargo del pontífice máximo se convirtió en electivo bajo la presión del propio César.
4.Julia nace del matrimonio con Cornelia, hija de Cinna, casada a los dieciséis años. Pronto se casa y repudia a Pompela; y Calpurnia se quedará a su lado hasta el césaricidio.
5. Se trata del primer triunvirato entre César, Craso y Pompeyo; un acuerdo que permite a los incuriosos llevar a efecto acuerdos que permitían realizar una política basada en alianzas y favores recíprocos.
6. La Galia era una basta región habitada por grupos célticos; hoy corresponde a los territorios de Francia, Bélgica, Luxemburgo, parte de Suiza y de Alemania. Los romanos atacaron Alesia y se prepararon a ser asediados por los refuerzos de los galos; construyeron por ello, una doble defensa. Tomada la ciudad, Vercingétorix ofrece al César su vida a cambio de la de los ciudadanos. Un gesto inútil: los habitantes de Alesia fueron sometidos a la esclavitud y Vercingétorix fue estrangulado después de haber participado en el triunfo celebrado en Roma, siete años después.
7.Galia Cisalpina o Galia Citerior es el nombre que los romanos dieron a los territorios de la Italia septentrional durante el periodo republicano. En 49, César concedió plenos derechos a los ciudadanos de la provincia de la Galia Cisalpina.
8.César no pudo renunciar al comando de las Galias: si hubiera regresado a Roma de ciudadano libre, sin el ejército, hubiera sido llevado al tribunal por sus enemigos políticos; por lo tanto, no tenía otra salida.
9.Es probable que César hubiera deseado buscar un acuerdo con Pompeyo; aún no había modificado el primer testamento en donde lo nombró su heredero, no obstante que el vínculo de parentesco se haya terminado con la muerte de Julia.
10.Pompeyo huye a Grecia donde realizó sus alianzas: al abandonar Roma cometió un gran error táctico. La segunda equivocación fue aceptar la batalla en Farsalia, lejos del apoyo de la flota.
11.Cleopatra había otorgado ayuda a Pompeyo enviando sesenta naves cargadas de grano, en un momento de escasez, y el pueblo estaba hambriento.
12.Catón, después de la derrota, se provoca la muerte en útica. El triunfo celebrado por la victoria contra los hijos de Pompeyo, en Munda, España, resultó desagradable para los romanos que no habían olvidado a Pompeyo. En Siria, por el contrario, no tendrá tiempo a intervenir, asesinado por la conjura.
13.Casio y el mismo Bruto cubrieron delicados cargos en la administración: el primero fue praetor peregrinus (agregado para las controversias de la comunidad extranjera) Marco Junio Bruto fue praetor urbanus.
14.La ensalada César fue inventada por un chef italiano, César Cardini, emigrado a México en la posguerra y deseoso de conjugar los sabores italianos con los típicamente latinoamericanos.



Inserción en Imágenes:28.06.12
Foto de portal: Foro Romano, Tribuna de los Rostra, Roma.
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Una congiura prevedibile


Edvige Abete
edyabete@gmail.com

(versione originale / versión original)

Amici, Romani, concittadini prestatemi ascolto;
vengo per seppellire Cesare, non per lodarlo
Il male fatto dagli uomini vive anche dopo di loro;
il bene è spesso seppellito con le loro ossa
W. Shakespeare: Giulio Cesare, III





A Roma, nel cuore del Foro Romano migliaia di visitatori del mondo globalizzato lasciano messaggi improvvisati, versi o piccoli doni in fogli di carta piegati con cura: è l'omaggio silenzioso e poco noto all'uomo il cui nome è ancora oggi il nome stesso del potere: Giulio Cesare.
           Il luogo è quello dove Cesare fu cremato, vicino alla tribuna dei Rostri; la stessa da dove Marco Antonio arringò la folla con il discorso immortalato dalla fantasia di Shakespeare e che ha nutrito intere generazioni anglofone: "Amici, Romani, concittadini prestatemi ascolto, vengo per seppellire Cesare non per lodarlo." (1) Un capolavoro di abilità e diplomazia, capace in poche ore di ribaltare la situazione mettendo i "liberatori" nelle vesti di sinistri e brutali assassini. Prima di quelle Idi di marzo, nessuno, nella storia della Repubblica, aveva riunito in sé tanto potere né lo aveva gestito in modo così spregiudicato. Nessuno aveva osato tanto, rischiando ogni volta di perdere tutto. Incredibile che un politico talmente geniale, uno stratega così lungimirante, non abbia intuito una congiura tanto prevedibile.


Gaio Giulio Cesare è nipote del tribuno Gaio Mario, rappresentante del partito "Popolare" sconfitto da Silla. (2) La fiducia nelle proprie capacità, un'innata attitudine nel catturare consensi e la gestione quasi ossessiva della propria immagine sono all'origine di un personale successo che lo porta in breve a diventare il beniamino della plebe. Ha la capacità di osare e un'intelligenza brillante. Divenuto magistrato Edile (cui spetta la cura della città) espone sul Campidoglio le sue collezioni di arte, promuove giochi e spettacoli prendendosene tutto il merito anche quando a finanziarli è Bibulo, il ricco collega nell'edilità.
           Quando nel 63 a. C. sbaraglia tutti gli avversari per l'ambitissima carica sacra di Pontefice Massimo, il futuro dittatore ha 38 anni ed è sull'orlo di un abisso economico (3). Diventare il massimo garante della religione di stato ha avuto un costo esorbitante: per ottenere consensi ha regalato e prestato ad interessi bassissimi ingenti somme di denaro. Scettico, acuto, con una forma mentis laica, simpatizzante del pensiero epicureo, ha una personale ma lucida visione politica che va ben oltre l'orizzonte repubblicano. Per questa ragione, il filo con cui si lega a Pompeo, che rappresenta la fazione opposta, quella degli "Ottimati", non viene mai meno. Entrambi aspirano al comando e hanno un nemico comune da battere: lo strapotere della classe senatoria. Il matrimonio della figlia Giulia data in sposa a Pompeo suggella il patto fra i due.(4)
           Per allargare il consenso politico, Cesare tenta di accattivarsi le simpatie del senatore Marco Tullio Cicerone, onorato dal popolo con l'appellativo di padre della patria per aver sventato la congiura di Catilina. Cicerone intuisce che la vecchia repubblica è ormai in crisi, ma si dibatte fra la paura di inimicarsi il beniamino della plebe, i propri sentimenti di amore e lealtà verso le istituzioni e, non da ultimo, gli interessi della classe senatoria cui appartiene. Manterrà tutta la vita un atteggiamento di adulatoria e ipocrita lealtà nei confronti di Cesare sforzandosi di tenere a freno una naturale imprudenza.
           L'alleanza con Pompeo, finanziata da Crasso, garantisce reciproco appoggio, permettendo a Cesare di diventare Console e a Pompeo di distribuire terre ai suoi veterani. (5) Per proteggere le popolazioni provinciali da esorbitanti imposte tributarie e contenere il potere dei magistrati che le governano, approva la legge sulla concussione, che vieta ai governatori persino di ricevere doni. E' una novità incredibile, degna di un grande legislatore che guarda oltre i confini della propria città. Con il governo delle Gallie tutto cambia: alla plebe urbana, fino a questo momento principale referente sociale della sua politica, si sostituisce la moltitudine dei soldati. Agli agi della casa sulla via sacra, dove si è trasferito come Pontefice Massimo, subentrano le aspre condizioni della vita militare: quattro legioni, circa 18 mila uomini con cui dividere quotidianamente pericoli, fatiche, vitto frugale e marce forzate.

           La conquista militare della Gallia e la sua elaborazione in chiave propagandistica attraverso il De Bello Gallico, sono l'occasione per coprirsi di gloria militare in una regione non troppo distante da Roma, cuore pulsante della politica. La Gallia si rivela però un osso più duro del previsto. Cesare studia la realtà economica e sociale del suo nemico: un universo variegato di genti, minacciate a Nord est da bellicose tribù Germaniche che premono ammassate lungo il Reno, e tenta audacemente la carta della collaborazione con alcune di esse. Nove anni di guerra, che egli stesso racconta con uno stile essenziale, quasi spoglio, parlando di sé in terza persona. In lui c'è un miscuglio di spietatezza e astuzia tanto da essere denunciato in senato, da Catone, per "violazione del diritto delle genti". Ma anche prudenza, audacia e voglia di scandagliare il nemico e i suoi costumi. La vittoria di Alesia, capolavoro della strategia militare romana, è la pietra tombale del sogno dell'indipendenza gallica capeggiata da Vercingetorige, e allo stesso tempo, la premessa per un nuovo assetto geo-politico che modificherà per sempre il volto dell'Europa. (6)
            Nel 49, in risposta al rafforzamento del potere di Pompeo e in aperto contrasto con l'aristocrazia senatoria, Cesare estende la cittadinanza romana a tutta la Gallia Cisalpina; apre così le porte della carriera pubblica alle genti dell'Italia settentrionale, principale fonte di reclutamento delle sue Legioni, garantendosene gratitudine e appoggio. (7) Nello stesso anno, l'elezione di consoli ostili che vorrebbero privarlo del comando delle Gallie e dell'esercito, è il pretesto per la rottura definitiva. (8) Cesare, da grande tattico, ha già spostato le sue coorti al fiume Rubicone, limite geografico che gli eserciti non possono varcare in armi senza che ciò rappresenti una dichiarazione di guerra a Roma. Le raggiunge nottetempo in gran segreto. E' l'inizio della guerra civile. Marciando sull'Urbe, sconfigge l'esercito che Pompeo gli manda incontro ma non rinuncia a riconciliarsi con lui. In un estremo tentativo di ricomporre la situazione lo insegue nell'Italia meridionale con proposte di pace; le sue profferte sembrano sincere: entrambi non hanno nulla da guadagnare da una guerra civile. Ma Pompeo fugge in Grecia per riorganizzare il proprio esercito. (9) Il popolo è dalla parte di Cesare; e la fedeltà delle Legioni verso un comandante così carismatico, che chiama "commilitoni" i suoi soldati, li colma di doni e combatte al loro fianco… è indiscutibile. E' questa l'arma micidiale che Pompeo, circondato da ricchi senatori e personaggi di rango, sottovaluta o ignora del tutto, firmando così la propria sconfitta. Persino Cicerone, dopo qualche tentennamento, lo abbandona al suo destino, senza seguirlo in Grecia come ha fatto invece la maggior parte del Senato. (10)

            A Farsalo, in Tessaglia, dove i due eserciti si affrontano, la vittoria cesariana non è affatto scontata: alla fine restano sul terreno oltre 15 mila pompeiani, mentre Cesare insegue il nemico in fuga.
            Nemmeno l'uccisione di Pompeo, ordita dai consiglieri del giovanissimo re d'Egitto Tolomeo, mette fine alla guerra civile, estesa ormai alle Province dove si combatte come su una grande scacchiera. Cleopatra, in lotta per la reggenza con il fratello Tolomeo, sceglie di schierarsi con Cesare; per prudenza si fa introdurre da lui nottetempo nascosta in un tappeto che, srotolato sotto lo sguardo divertito del generale, mostra il "prezioso" contenuto. Ma non è la sua avvenenza, né il figlio che aspetta da lui e tantomeno la volontà del popolo, cui è invisa, a rimetterla sul trono d'Egitto: piuttosto il calcolo politico di Cesare cui fa gioco un governo politicamente debole per assoggettare il paese. (11) Appena il tempo di assaporare i trionfi, celebrati a Roma nel 46 e allietati dall'arrivo di Cleopatra con il neonato Cesaretto (Kesarion) che uno dopo l'altro si accendono i conflitti ai confini dell'impero: in Africa, ultimo baluardo dei Repubblicani capeggiati da Catone, in Spagna dove i figli di Pompeo sobillano irriducibili la resistenza, in Oriente dove le legioni si ammutinano. (12)
            In un conflitto civile così esteso, quasi totale, uno dei problemi che Cesare deve affrontare, è quello di riannodare equilibri politici drasticamente distrutti. Per questo fa un uso massiccio della "clemenza" e perdona molti dei nemici. Reintegrandoli nella politica però, arma involontariamente la mano dell'ex-pompeiano Cassio e dell'idealista Bruto dietro ai quali ci sono interessi e scontenti di gran parte dell'aristocrazia senatoria; sotto Cesare per la prima volta quel mondo arcaico di privilegi sta pericolosamente vacillando aprendo democraticamente le porte al merito, più che al censo. (13). Alla congiura per assassinarlo, prendono parte anche molti dei "fedelissimi": Trebonio, suo luogotenente in Gallia e Decimo Bruto, nominato nel testamento tutore di Ottaviano ed erede. Segno di quanto sia ormai estesa l'insofferenza verso un potere quasi monarchico. Ai funerali di Cesare il popolo, che solo due giorni prima ha simpatizzato con Bruto e con i "tirannicidi", ascolta le parole che Antonio pronuncia durante l'orazione funebre. Antonio, ha architettato magistralmente il suo discorso: mostra la veste di Cesare insanguinata e il testamento, in cui Cesare lascia ad ognuno di loro trecento sesterzi e i suoi giardini per passeggiare lungo il Tevere. Scatena così, in un crescendo, commozione, risentimento, rabbia e infine vendetta verso gli assassini finché qualcuno propone di incendiarne le case.
           Alle Idi di marzo, oggi come allora, mani anonime depongono in quell'angolo di Foro Romano, fiori, messaggi, doni. Non c'è limite alla fantasia: chi lascia delle foglie di alloro, chi firma frasi commosse; qualcuno ha persino scritto con inconsapevole ironia: "Thanks for salad", attribuendogli addirittura l'invenzione della "Ceasar salad"; famosissima in America, un po' meno qui da noi. Un'icona inossidabile quella di Cesare, la cui fama e prestigio durano ininterrottamente da duemila anni. (14)
           "Il male fatto dagli uomini vive anche dopo di loro; il bene è spesso seppellito con le loro ossa" (Marco Antonio).


1. Shakespeare si documentava con grande attenzione , Appiano e Plutarco sono le sue fonti più affidabili.
2. Silla, intuisce la minaccia che Cesare rappresenta per la classe degli "Ottimati". Per questa ragione Cesare si tiene prudentemente lontano da Roma fino alla morte del "dittatore".
3.La carica di Pontefice Massimo è divenuta elettiva su pressione dello stesso Cesare.
4.Giulia nasce dal matrimonio con Cornelia, figlia di Cinna, sposata a sedici anni. In seguito sposa e ripudia Pompeia; infine Calpurnia resterà con lui fino al cesaricidio.
5.Si tratta del primo triunvirato tra Cesare, Crasso e Pompeo; uno spregiudicato accordo che permette di realizzare una politica basata su alleanze e favori reciproci.
6. La Gallia era una vasta regione abitata da genti celtiche; corrisponde oggi ai territori di Francia, Belgio, Lussemburgo, parte della Svizzera e della Germania. I Romani assediano Alesia e si preparano ad essere assediati dai rinforzi dei Galli; costruiscono perciò una doppia difesa. Caduta la città, Vercingetorige offre a Cesare la sua vita in cambio di quella dei suoi concittadini. Un gesto inutile: gli abitanti di Alesia saranno resi schiavi e Vercingetorige sarà strangolato dopo aver sfilato nel trionfo celebrato a Roma, 7 anni dopo.
7.Gallia Cisalpina o Gallia Citeriore è il nome dato dai Romani in età repubblicana, ai territori dell'Italia settentrionale. Nel 49 Cesare, concede il pieno diritto ai cittadini della provincia della Gallia Cisalpina.
8.Cesare non può rinunciare al comando delle Gallie: se tornasse a Roma da libero cittadino, senza l'esercito, verrebbe trascinato in tribunale dai suoi nemici politici; dunque, non ha scelta.
9.E' probabile che Cesare cerchi fino in fondo un accordo con Pompeo; non ha ancora modificato il primo testamento in cui lo nomina suo erede, nonostante il vincolo di parentela sia cessato con la morte di Giulia.
10.Pompeo fugge in Grecia dove ha costruito le sue alleanze: abbandonare Roma è un grosso errore tattico. Il secondo sbaglio è accettare battaglia a Farsalo, lontano dall'appoggio della flotta.
11.Cleopatra aveva fornito aiuti a Pompeo inviando 60 navi cariche di grano, in un momento in cui il raccolto scarseggiava e il popolo era affamato.
12.Catone dopo la sconfitta, si dà la morte ad Utica. Il trionfo celebrato per la vittoria contro i figli di Pompeo, a Munda in Spagna, risulta sgradito ai romani che non hanno scordato Pompeo. In Siria invece non farà in tempo ad intervenire, ucciso dalla congiura.
13.Cassio e lo stesso Bruto ricoprono delicate cariche nell'amministrazione: il primo è Praetor Peregrinus (addetto alle controversie della comunità straniera), Marco Giunio Bruto è Praetor Urbanus.
14.La Ceasar salad fu inventata da uno chef italiano, Cesare Cardini, emigrato in Messico nel primo dopoguerra e desideroso di coniugare i sapori italiani con quelli tipicamente americani.



   
Instituto de Investigaciones Estéticas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO