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efemerides


Mostrador limeño*

Gustavo Curiel **
curielm@servidor.unam.mx

Anónimo.
Mostrador.
Lima, Perú.
¿Fines del siglo XVII? ¿Principios del siglo XVIII? o ¿1768?
Madera tallada, plata, carey, vidrio, concha nácar, madera dorada y policromada, escudo policromado, madera ¿ebonizada?, cerraduras y herrajes de metal.
259.1 x 227.3 x 66 cm.
Inscripción: “Tagle se llamó el que la sierpe [terpe] mató y con la infanta casó.” (Lema del escudo de armas de la familia Tagle.)
Meadows Museum, Southern Methodist University, Dallas Texas, USA.



Referencias publicadas

A. Taulard, El mueble colonial sudamericano, 1944, ils. 286 y 287. World Furniture, 1965, il. 371. World Furniture, 1965, il. 371.


Desde el punto de vista tipológico, este singular mueble de carácter civil está más cerca de los mostradores de plata y cristal –tan comunes en Europa y la Nueva España– que de cualquier otro mueble que haya encontrado cabida dentro de las casas virreinales. Cuando está cerrado parece más un armario y cuando se le abre es un mostrador. En el museo Soumaya de la Ciudad de México se conserva otro mueble, similar en decoración y procedencia. Lo mismo puede decirse del “Escritorio con su bufete” de madera, carey y concha nácar del Museo Pedro de Osma de Lima Perú, exhibido en Filadelfia, Ciudad de México y Los Ángeles (véase en los catálogos en inglés y español la ficha VII-10, escrita por Jorge F. Ribas, en: The Arts in Latin America, Filadelfia, Philadelphia Museum of Art, 2006 y Revelaciones, las artes en América Latina, 1492-1820, México, Fondo de Cultura Económica, 2007). El mostrador también debe compararse con otros dos muebles de la colección del Museo Franz Mayer de la Ciudad de México. Todos proceden del mismo taller de la ciudad de Los Reyes en el Perú (Lima).
         

          Los mostradores tradicionales siempre fueron muebles civiles de carácter efímero. Recuérdese que se armaban con tablones y ricas telas en los momentos que se necesitaban (se tiene noticia de ellos a través de documentos notariales –inventarios de bienes– y cuadros de pintura). Ahora bien, esta riquísima, rara y singular pieza de mobiliario debió servir para disponer los suntuosos objetos de orfebrería y cristal con que los potentados americanos hacían adornar las cabeceras de las mesas de fiesta durante los banquetes políticos y otras celebraciones de importancia social. Por la intrincada riqueza que lo exorna, el mueble fue considerado por sus dueños como una obra digna de ostentar el escudo familiar. En la parte superior se aloja, entre las formas de un águila bicéfala –emblema de la Casa de los Austrias–, el escudo nobiliario de la familia Tagle, así como el lema del escudo familiar: “Tagle se llamó el que la terpe [sierpe] mató y con la infanta casó.”

        

          Por lo que toca al lugar de origen de estos muebles (cuya característica es la rica taracea de carey, concha nácar e hilos de plata) se ha repetido, sin fundamento alguno, que esta clase de obras fueron hechas en la Ciudad de México, en las islas Filipinas, en la costa indoportuguesa o en Asia continental. Recientemente, Jorge Ribas ha confirmado, después de minuciosos estudios y muchas comparaciones, que tales obras se hicieron en el virreinato del Perú. Esta singular producción de muebles de lujo extremo continuó hasta el siglo XIX. Por otro lado, hay que resaltar la evidente influencia asiática en la decoración del mostrador que nos ocupa. Hay flores coreanas y otros elementos decorativos derivados de repertorios ornamentales asiáticos.
         

          Por lo que respecta al comitente que encargó el mueble, puesto que se trata de una obra peruana y perteneció a una afamada familia peruana, los Tagle, habría que pensar en las figuras de los tres primeros marqueses de Torre Tagle, que por fechas pudieron estar relacionados con esta obra. El primero de ellos es José Bernardo de Tagle Bracho y Pérez de la Riba. El segundo es Tadeo José de Tagle Bracho y Sánchez de Tagle. El tercero, en sucesión, es José Manuel de Tagle Bracho e Isasaga, quien casó en Lima el 18 de mayo de 1768 con una bisnieta del virrey de México y del Perú, don Melchor Portocarrero, tercer conde de la Monclova. Tradicionalmente se ha dicho que el citado virrey regaló este mueble a María Josefa Portocarrero y Zamudio, cuando casó con el tercer marqués de Torre Tagle. Hay que destacar que el citado virrey murió en Lima en 1705 y que el enlace matrimonial de su bisnieta tuvo lugar en 1768. La importancia de esta familia en Lima queda de manifiesto con el formidable palacio Torre Tagle de esa ciudad.

         Por lo que toca al mostrador hay, a manera de patas, figuras de leones que están más cerca de los leones de Foukien (tasetse) que de los felinos españoles, propios del lenguaje de la heráldica española. De igual manera, las seis figuras con alas ¿serafines? que emergen de magníficos roleos dorados en el interior del mostrador tienen un marcado “sabor” asiático. En la decoración se perciben formas que recuerdan flores coreanas, que Jorge F. Ribas ha relacionado con piezas coreanas de laca de la dinastía Choson. Estos mismos motivos florales están presentes en cajas taraceadas y son, se puede afirmar, “la firma” de la producción de un taller concreto, lo que indica que hubo una importante actividad del taller que logró hacer de estas formas hitos decorativos que perduraron en el tiempo. En el interior llaman la atención seis figuras femeninas sobre roleos dorados. El exquisito trabajo de taracea recuerda en cierto sentido la decoración mudéjar, aunque no haya estrellas de puntas u otros motivos geométricos.
         

          No hay duda de que esta familia estuvo preocupada por la cuestión heráldica. Domingo de Tagle y Bracho –hermano de José Bernardo Tagle Bracho y Pérez de la Riba– quien vivió en Zacatecas y tuvo una importante gestión en la construcción de la nueva parroquia de ese real minero –ahora catedral–, publicó en la imprenta de la viuda de Rivera Calderón, en la Ciudad de México, la obra titulada La antigua Zacatecas resucitada en la mejor parte de sí misma… En la portada de este impreso se incluye el escudo de los Tagle. Escudos nobiliarios, el palacio Torre Tagle de Lima y este mueble son muestras indubitables de la fortuna económica y el prestigio social alcanzado por los miembros de esta importante familia que, como se vio, tuvo una rama en el Real de Minas de Zacatecas.

* Los siguientes comentarios a obras de arte virreinal fueron elaborados en su primera versión para ser publicados como parte del catálogo de la magna muestra de arte latinoamericano que tuvo lugar en el museo de Filadelfia, Estados Unidos, titulada The Arts in Latin America 1492-1820. La exposición, que inició en 2006, fue organizada por Joseph J. Rishel y Suzanne Stratton-Pruitt. Entre otros autores que escribieron ensayos para el catálogo en cuestión destacan los de Clara Bargellini, Jorge F. Ribas, Ilona Katzew, María Concepción García Sáiz, Cristina Esteras Martín, entre otros. Después de abrir en esa ciudad estadounidense, la exposición fue montada en el 2007 en el Antiguo Colegio de San Ildefonso de la Ciudad de México, para luego proseguir hacia la ciudad de Los Ángeles en Los Angeles County Museum of Art, donde acaba de abrir. Los comentarios a obras que ahora se publican en la revista electrónica Imágenes del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, obtuvieron el permiso correspondiente del Museo de Filadelfia para ser publicados. Debo agradecer especialmente a la directora de publicaciones de ese museo, Sherry Babbytt, y a Beth A. Huseman del mismo museo, el haber permitido publicar estos textos en nuestra revista electrónica, pues de otra forma la investigación que se realizó se hubiese perdido. Los textos se publican por primera vez, pues aunque estuvieron listos para su inclusión en el libro inicial, problemas en el préstamo de estas obras impidieron su exhibición y publicación en la muestra y catálogo correspondientes. Los textos iniciales fueron modificados con nuevas informaciones que se han localizado y se respetó el orden de los datos de las fichas del libro-catálogo, por lo que estos comentarios deben entenderse como una adenda a la mencionada publicación. Debo agradecer también a Javier Sanchiz Ruiz, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, y a Jorge F. Ribas de la Fundación Cisneros de Venezuela su constante apoyo y comentarios siempre acertados.
** Gustavo Curiel es Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.


Inserción en Imágenes: 05.02.09
Foto de portal: mostrador limeño.



   
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