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efemerides

“…lo cual es muy bonito”

Guadalupe Jiménez Codinach*
rosacodinach@yahoo.com.mx

¡Juana María!, le decía alguna amiga; ¡Juana Nepomucena!, la requeríamos en broma;  Juanis, la llamaba con cariño su hermana Rosario; Juana de Asbaje, le decíamos Modesto y yo, después de que construyó una casa en Nepantla, en medio de los nevados volcanes y bajo el cielo azul de aires montañosos. Juana María Gutiérrez Haces, entrañable amiga, ejemplar historiadora, académica destacada, maestra querida por sus alumnos y colega generosa, se ha ido al cielo y nos ha dejado muy tristes a sus familiares y amigos.
            Hoy, al recordar su vida y su presencia entre nosotros, no puedo más que agradecerle a Dios el haberla conocido y el haber compartido con ella tantas cosas. Me la imagino, radiante, feliz, plena de entusiasmo en el paraíso, donde la esperaba con gran amor su Padre Dios, su “Maravilla Americana”, la Guadalupana, y todos sus amigos en la corte celestial. Me la imagino platicando con su voz grave y animosa con Miguel Cabrera, con  Juan Patricio Morlete y demás maestros; les ha pedido explicarle las dudas que en la Tierra tenía sobre sus obras. José de Ibarra está muy de acuerdo con la propuesta de Juana: establecer una Academia Celestial de Pintores Novohispanos, que se reunirá en tertulia cada martes a las seis de la tarde en un rincón del cielo facilitado por el evangelista San Lucas, patrón de los santos del pincel. Los Rodríguez Juárez ya le consultaron a “Santa Juana Gutiérrez”, recién llegada al cielo y por tanto muy influyente, si ellos pueden participar en el curso intensivo que Juana ha anunciado para poner al tanto a los pintores de todos los Reinos de la Monarquía Española, residentes en el Paraíso, de las nuevas tendencias pictóricas y de los avances en la investigación estética del México del siglo XXI. Carlos III quiso inscribirse, pero Juana le ha sugerido llevar un curso introductorio con Cristóbal de Villalpando, propuesta que a los jesuitas novohispanos les pareció muy merecido.
            Se ha corrido la voz en los corredores celestiales que el Señor San José y la Virgen María asistirán a la inauguración del curso pues están muy agradecidos con Juana por las hermosas exposiciones que les realizó en la Tierra. Jesús ya se apuntó como alumno pues le explicó a Juana que le había gustado muchísimo la exposición de “Cristo en el arte virreinal”, y los comentarios de Juana en torno al óleo donde él come frijoles y chile con sus padres.
            Sor Juana Inés de la Cruz ha acudido presurosa a saludar a su tocaya y le ha pedido a Juana ser su asistente puesto que los pintores suelen ser “hombres necios” con las mujeres que saben latín. ¡Quien como vos Juana! –suspira la Décima Musa– ¡catedrática de la Real Universidad de México! Bienvenida, paisanita querida –le contesta Juana–: te nombro Doctora Honoris Causa del Instituto de Investigaciones Estéticas, sucursal en el Cielo.
            San Felipe de Jesús se ha convertido en su guía y la ha ido presentando con toda la Corte Celestial pero también le ha notificado que su familia y amigos la extrañan mucho y que están muy apesadumbrados. Juana, con su hermosa sonrisa, nos consuela y dice que ella está muy feliz y desde el cielo nos bendice y acompaña para siempre…! Lo cual –como diría ella– ¡es muy bonito!

En la octava de la llegada al cielo de Juana.
San Miguel de Allende, sábado 31 de marzo de 2007.



Inserción en Imágenes: 24.05.07.
Foto del portal: Rosario Gutiérrez



   
Instituto de Investigaciones Estéticas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO