Cabeza Bolet’n Informativo IMçGENES IIE boton-dearchivo
boton-dearchivo
boton-dearchivo
boton-dearchivo
boton-dearchivo
boton-dearchivo
boton-dearchivo
boton-dearchivo
boton-inicio boton-directorio menu-boletin boton-archivo boton-regresar boton-instituto boton-unam boton-contacto
 
de archivos

Marcas y presencias: el reportaje de Enrique Bordes Mangel del 10 de junio de 1971

Maricela González Cruz Manjarrez*
mgcm2@hotmail.com

El jueves de Corpus

El 10 de junio de 1971 se realizó en la Ciudad de México una manifestación estudiantil y sindical para apoyar a los universitarios de Monterrey que pedían una asamblea paritaria de maestros y alumnos. En la manifestación también se expresaba la necesidad de un sindicalismo autónomo frente al Estado. Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Politécnico, de la Normal de Maestros, así como contingentes de obreros del Frente Sindical Independiente, salieron del Casco de Santo Tomás con la intención de llegar al monumento a la Revolución. Sin embargo, a la altura de la Escuela Nacional de Maestros hizo su aparición el grupo paramilitar llamado los Halcones,que sumaba alrededor de mil jóvenes bien entrenados, convertidos en una fuerza de choque o incluso en una maquinaria de matar.


Atacaron enfurecidos a los estudiantes, periodistas, fotógrafos y espectadores, con palos kendo, varas de bambú, varillas de hierro, rifles y pistolas. Tras ellos surgieron tanques antimotines, francotiradores en edificios aledaños y granaderos con gases lacrimógenos que cercaron a los manifestantes y, luego del ataque, impidieron auxiliar a los heridos y recoger a los muertos. El gobierno buscó minimizar la masacre al ser cuestionado desde diversos medios impresos. Como generalmente ocurre, afloraron las contradicciones, las frases demagógicas y absurdas.(1) En un fuerte clima de represión, las imágenes fotográficas resultaron fundamentales: en algunas, lo contundente de las escenas captadas disipó cualquier duda sobre los acontecimientos. Éste es el caso del reportaje que logró realizar y conservar Enrique Bordes Mangel.


En el número 47 de la revista Solidaridad,(2) del 30 de junio de 1971, aparecieron fotografías de Bordes Mangel (en portada e interiores) sobre el jueves de Corpus.(3) Algunas imágenes presentan a los manifestantes con mantas, confiados, antes de que se iniciara la acción represora del gobierno; otras captaron a los soldados en fila, bien protegidos, con macanas, escudos y cascos; finalmente aparecen las fotos más famosas, las que muestran a los Halcones en plena acción: portan enormes palos, varas de bambú y macanas e inician la persecución, gritan para hacer más patente su agresividad, descargan golpes secos a los estudiantes y a la gente desarmada.

           Estas imágenes no sólo revelan el nivel de compromiso de Bordes Mangel sino también la forma como estructuraba su discurso visual y realizaba sus reportajes. En esos años era común que los fotoperiodistas sólo realizaran alguna toma y se retiraran, debido a la fuerte censura del gobierno, a la dificultad de encontrar medios para publicar las fotos, a la reducida profesionalización del fotógrafo de prensa y a que generalmente su trabajo era mal pagado. A diferencia de la mayoría de sus colegas, Bordes Mangel permanecía en el lugar de los hechos, por ejemplo, de una manifestación, y registraba todo su desarrollo; captaba las diversas facetas del acontecimiento, a las masas, a algunos individuos, a los grupos independientes, a los representantes de los aparatos del poder, a los represores y golpeadores.


Se quedaba hasta el final, arriesgándose al cubrir los golpes y las represiones, protegiéndose a sí mismo, a sus cámaras y negativos; se exponía también cuando publicaba el material. Su excelente condición física,(4) así como su “olfato” o su extraordinaria intuición fueron muy útiles en estos menesteres. Pero los reportajes surgen sobre todo gracias a su firme convicción, su fuerza, su coraje, su capacidad de comprometerse y de conectarse profunda y solidariamente con los grupos que protestaban; también se deben a su deseo de convertir las imágenes en mensajes visuales capaces de construir y reconstruir una memoria histórica diferente a la oficial.


Enrique Bordes Mangel y el ejercicio de un fotoperiodismo crítico

Desde mediados de la década de 1940 Enrique Bordes Mangel(5) trabajó como fotorreportero independiente, interesado siempre en cubrir los acontecimientos más significativos de la lucha social. En la agitada década de los cincuenta su trabajo destaca al presentar los diversos movimientos que se sucedieron en la Ciudad de México: el magisterial, el de médicos y enfermeras, el de los ferrocarrileros, electricistas, petroleros.(6) Su audacia y capacidad para captar las escenas más significativas muchas veces dio lugar a fotografías que ahora son emblemáticas; otras veces el material es dispar, pero su valor radica precisamente en que es el conjunto como tal el que logra comunicar y registrar los movimientos sociales, independientemente de los alcances estéticos, de la calidad compositiva o técnica de algunas fotografías.
           Alguna vez Bordes Mangel dijo en una entrevista a Octavio Nava que las imágenes pueden ser aplastantes o enérgicas, que pueden contener un potencial que supera en muchos casos a las palabras y que en esto radica su fuerza y atractivo; afirmó que para él la calle es el lugar privilegiado porque es donde se hace la  historia y donde “los hombres vivimos también nuestras pequeñas historias personales”. Por esta razón, concluyó, “lo que las imágenes nos dejan es siempre la certidumbre de la búsqueda, la construcción de los espacios comunes”.(7)


Su larga trayectoria dentro de un fotoperiodismo crítico, decidido a dar voz a los marginados, su postura resuelta a denunciar la represión y el abuso de poder del Estado mexicano, asociada a la publicación de las fotos del 10 de junio, no sólo le costaron a Bordes Mangel ser sujeto de persecuciones, sino que, cuando ya no pudo resistir más, provocaron su autoexilio en Canadá, para salvar su vida.
          Este exilio se prolongó de 1973 a 1983. A su regreso, la situación económica fue crítica y de alguna manera el acoso también lo obligó indirectamente a vender su archivo a un particular en 1985.(8) Sólo se quedó con algunas fotografías, con revistas y diarios que publicaron su material. El archivo constaba de 22 000 fotografías tomadas de 1945 a 1984. Después de 1984 continuó fotografiando y dejó un archivo con el material anterior y el nuevo que suma 12 405 piezas. Este archivo será donado al IIE por decisión del fotógrafo.
         Reconocido por asumir una actitud firme y honorable, además de contarse entre los pocos fotógrafos congruentes y contestatarios, Bordes Mangel trabajó como fotoperiodista durante poco más de cincuenta años sin modificar sus principios.

Ecos y recreaciones de un reportaje

La caricatura y la fotografía comparten muchas veces su vena crítica y su potencial comunicativo en los medios de comunicación masiva. En este contexto, Rafael Barajas, El Fisgón, rindió un homenaje al maestro Bordes Mangel a través de una caricatura, misma que tiene una dedicatoria: “Para don Enrique, con toda mi admiración”. En la imagen, el fotógrafo (siempre elegante) se muestra seguro de sí mismo y enorme, en actitud de golpear con su cámara a un empequeñecido policía con bigote hitleriano, quien en forma un tanto cómica levanta una macana.


Ya desde la década de los setenta las fotos de Bordes Mangel eran conocidas y reutilizadas por personas que buscaban formas alternativas al Estado represor y ofrecer una visión crítica sobre problemáticas sociales. Así, artistas como Carlos Aguirre (un tiempo miembro del grupo Proceso Pentágono) o colectivos de artistas como el grupo Mira (integrado por Melecio Galván, Eduardo Garduño, Rebeca Hidalgo, Arnulfo Aquino, Saúl Martínez, Silvia Paz Paredes, Salvador Peleo y Jorge Pérez Vega) realizan obras basadas en sucesos como el 10 de junio en las que incluyen fotos del acontecimiento de fotógrafos como Bordes Mangel.
           Carlos Aguirre, en un dibujo realizado a manera de collage, utiliza como fondo el rostro de un personaje que pertenece al tablero “Lucha antifascista” del conjunto de murales que Pablo O’Higgins realizó durante los años 1934-1936 en el mercado Abelardo Rodríguez como parte de un proyecto de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). En la obra de Aguirre la expresión de la cara está definida a partir de gruesas líneas blancas; cerca de ésta hay un brazo que levanta una macana. Dos pequeños recuadros en tonos claros simbolizan la oposición establecida en la obra, ya que en la figura de fondo, que representa la lucha popular, destaca el ojo y la boca que emite un grito. En cambio, en el otro recuadro aparece un detalle de la foto más famosa del reportaje de Bordes Mangel del 10 de junio de 1971. Se trata de la imagen del Halcón que avanza corriendo y gritando. En el dibujo de Aguirre, la macana sostenida por el hombre en forma horizontal se pierde en las líneas blancas de la composición, mientras que la macana asida por el brazo junto al rostro del fondo resulta clara. En este collage el artista liga diversos sucesos de la historia donde la represión es el centro de la temática, y conjunta expresiones como la plástica y la fotografía.


El grupo Mira realiza en 1978 el Comunicado gráfico número 1, constituido por 48 partes armadas como un periódico mural. Las partes o módulos se hicieron con copias heliográficas, lo que implicaba estructurar los diversos y heterogéneos elementos en un solo recuadro. Así, los dibujos, las ilustraciones (que recrean marcas o figuras comerciales, superhéroes de historietas populares y cabezales de historietas), las fotografías, los grabados, los textos, las cifras, estadísticas y otros recursos gráficos debían resultar armónicos en cada cuadro y en el conjunto del mural gráfico completo. En el Comunicado gráfico los de Mira desarrollan planteamientos críticos sobre el sistema y diversos problemas de la Ciudad de México.
           En este trabajo colectivo de Mira hay una imagen que se asocia al reportaje fotográfico de Bordes Mangel, la cual forma parte de la sección de “los conflictos sociales y las alternativas históricas”. En esta sección se reconstruye el movimiento obrero con acontecimientos de la historia contemporánea (entre ellos: el movimiento de los telegrafistas de 1956, el de los ferrocarrileros de 1958-1959, el de los maestros de 1960, el de los estudiantes de 1968, el del 10 de junio de 1971 o los movimientos del sindicalismo independiente, de grupos populares y de colonos de 1976 y 1977). Esta obra de Mira se acerca al lenguaje de las historietas; presenta una amplia gama tonal desde el blanco hasta el negro, con variedad de grises; juega con texturas a manera de retículas y se sintetiza en tres elementos básicos: los halcones (en este caso aves) que parecen posarse sobre el texto “junio 10”, el texto mismo que ocupa la parte central de la imagen y el paramilitar corriendo con una macana o una vara de bambú. Esta figura constituye una libre recreación del acontecimiento y también se asocia a las fotos tomadas por Bordes Mangel.


La voz, la mirada y la memoria

En varias ocasiones Enrique Bordes Mangel hizo comentarios respecto al material del 10 de junio. Su agradable charla podía prolongarse por horas y él, siempre amable y cordial, accedía a responder cualquier cosa que se le preguntara. Una de las más logradas entrevistas al maestro (con una cuidada y representativa selección de sus fotografías) es la que realizó Octavio Nava en 1997.(9) En ella Bordes Mangel relata con sencillez:

Voy con mi cámara sobre Avenida de los Maestros, sale el primer cordón de granaderos para detener la manifestación, en ese lugar me dieron un culatazo los granaderos […] Por lo que vi, la cosa andaba un poco seria, entonces al ir yo por delante me encuentro a un tipo que gritaba: “¡a las cámaras, a las cámaras!”, o sea, ya iban con la consigna de ir sobre nuestras cámaras para evitar pruebas, que no existieran documentos, y total, al ir al frente: ¡purrum, pum, pum!, sentí los primeros golpes, alcancé a tomar a los que me estaban golpeando, en eso sale un colega y empieza a fotografiar cómo me agreden, lo cogen a él y me dejan a mí; y un jaloneo que traían para quitarle la cámara […]
           Yo protegí mi cámara y me zafo porque la cosa estaba ya muy fuerte. Alcanzo a tomar ahora yo al compañero y todo eso cuando se me acaba la película. Me meto a una privadita que estaba en la contra esquina de la Normal, aquí cambio la película, ocultándome el rollo ya tomado, y al ir yo saliendo de mi refugio me enfrento con un pelafustán, como los que quería Mc Arthur: chaparro, prietito y ojo colorado, pero con los palos kendo; total, con éstos golpeaban a cuantos podían, y éste que saca su pistola y comienza a disparar sobre la multitud, a los lados.
           Yo escuchaba los balazos, con los estudiantes detrás de mí, y yo en medio, tomando fotos. Me salgo de allí, tomo algunas imágenes más, una de un tipo que estaba detrás de una camioneta estafeta con rifle 22; llevaría como medio rollo, fotos muy objetivas, cuando me cayeron, me noquearon, rompieron la cámara y todo eso, pero afortunadamente me quedé con el rollo que había ocultado. Estas fueron las únicas fotos que me quedaron.(10)


Otra revista que años después publica fotos del reportaje de Bordes Mangel del 10 de junio es El Laberinto Urbano. Las utiliza para ilustrar el artículo “Tras la huella del ‘71” de Germán Álvarez Mendiola.(11) También Milenio Semanal publica fotos del maestro en junio de 2002.(12) Hoy día las imágenes de su reportaje se usan constantemente en revistas, televisión, videos, libros y suplementos culturales, aunque casi nunca se da el crédito al autor, situación que resulta sintomática, pues frente a la abundancia de imágenes que circula en los medios impera la desinformación, el uso indiscriminado, la descontextualización y el desconocimiento de aquellos que arriesgaron su vida para mostrar “la otra cara de la moneda” del sistema mexicano.

* Desde 1986 se halla adscrita al Archivo Fotográfico Manuel Toussaint del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.

1. Ver, por ejemplo, las declaraciones de Alfonso Martínez Domínguez y Alfredo Bonfil en la revista Oposición, del Partido Comunista Mexicano, año II, número 27, 1-15 de junio de 1971, y en Solidaridad, número 47, 30 de junio de 1971.

2. Solidaridad fue de los contados medios donde aparecieron estas fotografías de Bordes Mangel, gracias a la línea democrática del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, entonces dirigido por Rafael Galván. En este número 47, de la tercera época, se lee en portada: “La masacre del 10 de junio”, “¿Hacia una apertura democrática?”, “Tlatelolco-Santo Tomás”; se incluye una nota editorial al respecto y en la sección de Comentarios Nacionales se aborda “El conflicto estudiantil de la ciudad de México” y se presenta un valioso testimonio de Efraín Huerta. El diario ¿Por qué? también publica una fotografía en primera plana con los encabezados “¡Extra!”, “A nadie engaña el regente”, “La matanza fue oficial”. El diario ¡Por esto! publica fotos de algunos muertos, sin el crédito del fotógrafo (que no es Bordes Mangel). En Solidaridad tampoco se da el crédito a Bordes Mangel, pero la dirección de la revista, en compensación por su material, le repuso una cámara que le fue arrebatada al fotógrafo ese día (entrevista de Maricela González al fotógrafo, septiembre de 2008).
3. En la revista Oposición, año II, número 27, se aborda con detalle este acontecimiento. En el número aparecen también fotos de Bordes Mangel en interiores y en la contraportada, aunque tampoco se le da crédito.
4. Practicó varios deportes: natación, box, lucha libre; además, durante toda su vida siempre fue un buen caminante y un hombre de gran actividad física y mental.
5. Enrique Bordes Mangel y Cervantes (ciudad de México: abril de 1922-octubre de 2008), antes de dedicar su vida a la fotografía tuvo una brevísima incursión en la carrera militar, estudió radio con González Camarena, se aproximó a la ingeniería, la música, la política, la pintura y el cine (donde el contacto con su cuñado Julio Bracho le dejó un provechoso aprendizaje). Reflexionando sobre su vitalidad y su carácter inquieto, sobre su deseo ser un activo participante de la historia, me comentó (septiembre de 2008) que esta diversidad de experiencias le fue muy útil una vez que definió que “lo suyo era la fotografía”, medio que le permitió desplegar abiertamente esa capacidad suya de involucrarse honestamente con la vida.
6. Algunas de estas series fotográficas aparecen en el libro de Flora Lara Klah y Marco Antonio Fernández El poder de la imagen y la imagen del poder. Fotografías de prensa del porfiriato a la época actual, México, Universidad Autónoma Chapingo, 1985.
7.Entrevista de Octavio Nava, “Enrique Bordes Mangel. La herencia del perseguido”, en Media Comunicación, año 4, núm. 26, mayo-junio de 1997.
8. Nunca volvió ver sus fotografías. Con una actitud positiva mencionaba que como él era honesto, tuvo que sacrificar su archivo, el cual funcionó como un  “seguro social” para ayudarlo en su diaria subsistencia.
9. Octavio Nava, op. cit., pp. 16-25.
10. Ibid., pp. 22 y 23
11. Son cuatro fotos en interiores y la de la portada. Germán Álvarez Mendiola, “Tras la huella del ‘71”, en El Laberinto Urbano, año 1, núm. 9, junio de 1997, pp. 24-29.
12. Ilustran los textos: “Los papeles secretos del 10 de junio”, de Rogelio Hernández López, y “Recuerdos de una tarde triste”, de Antonio Villar Cuevas, Milenio Semanal, núm. 246, junio 10 de 2002, pp. 34-39. En ellos aparecen tres fotos del reportaje y se da el crédito fotográfico.

Inserción en Imágenes:16.12.10

Imagen del portal: Foto del reportaje del 10 de junio de 1971 de Enrique Bordes Mangel.

Temas similares en Archivo de artículos.



   
Instituto de Investigaciones Estéticas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO