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San Marcos es el Perú: urbanismo y pensamiento
en la Ciudad Universitaria de San Marcos



En un proyecto urbanístico en el cual convergen modernidad e identidad, la Ciudad Universitaria de San Marcos de Lima busca insertarse entre los más importantes modelos de ciudad universitaria de América Latina, entre los que se encuentran los de Chile, Colombia, Venezuela y México. La concepción urbanística y arquitectónica de lo que llegó a ser la Ciudad Universitaria de San Marcos se remonta a principios del siglo 20, cuando el Perú inició un proceso de reconstrucción nacional y modernización de sus relaciones políticas, económicas y sociales con base en el pensamiento de la época, el cual consideraba a la educación, la técnica y el conocimiento científico como los motores del desarrollo material, la industrialización y la superación del atraso. En este marco se insertan los primeros intentos de erigir un espacio universitario acorde con los tiempos modernos que reclamaban la élite y el conjunto de la sociedad peruanas.
      Como parte del convenio de intercambio académico entre el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, dentro de un ciclo de conferencias sobre el Arte del Perú impartido en el IIE, el arquitecto peruano Martín Fabbri García (mfabbrig@unmsm.edu.pe) dictó la conferencia Urbanismo y pensamiento moderno: Ciudad Universitaria de San Marcos. Durante dos horas el también investigador abordó la historia urbana de la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM); analizó el desarrollo urbanístico del campus; las variantes espaciales, estilísticas y ambientales del mismo; y puso énfasis en la puesta en escena de la urbanística universitaria con base en otros modelos vinculados al proceso de industrialización y la estandarización del hábitat humano, fenómeno de fuerte presencia en el siglo 20.
      La conferencia, ilustrada con mapas, croquis, fotografías de la época y más recientes, giró en torno a la vinculación entre urbanismo y pensamiento moderno. La alocución del maestro Fabbri García (quien también impartió una conferencia en la recientemente establecida sede del IIE en Oaxaca) forma parte de la investigación que el Instituto de Investigaciones Humanísticas de la UNMSM lleva a cabo en torno a su Ciudad Universitaria, desde inicios del siglo 20 hasta la década de los años sesenta, cuando finalmente se consolidó el proyecto de construcción de dichas instalaciones de educación superior. En su momento, el proyecto respondió a la necesidad de generar y ejecutar un modelo de campus universitario moderno. La investigación de Martín Fabbri pretende crear en la comunidad universitaria una conciencia de la historia, la trascendencia y el patrimonio de la Ciudad Universitaria de San Marcos, como una forma de identidad que contraste con los agresivos espacios urbanos y habitacionales en los que viven los estudiantes limeños.
Entre la planta académica de la UNMSM se menciona con frecuencia que “San Marcos es el Perú”. Esta expresión obedece a las semejanzas que guardaba el modelo universitario con el discurso político oficial peruano, así como a las conexiones entre el desarrollo urbanístico de lo que hasta la fecha constituye la Ciudad Universitaria y lo que acaece en la historia social y política del Perú.

      El de la Ciudad Universitaria es un tema que se desarrolla internacionalmente a lo largo del siglo 20. Las ideas novedosas que empiezan a emerger en el Perú finisecular van a estar marcadas por la llamada Generación del Novecientos. Ésta impulsó un pensamiento contestatario de la sociedad peruana al proceso de reconstrucción nacional que siguió a la Guerra del Pacífico contra Chile desplegada entre 1879 y 1883. Fue una generación que se impuso evaluar a la sociedad peruana a principios del siglo 20 para buscar un modelo de país distinto. Perú atravesaba por un intenso atraso económico; una gran fragmentación entre la estructura estatal y la sociedad, es decir, dos realidades distintas que marchaban desconectadas entre sí; y una sociedad también polarizada, con grupos sociales divergentes y con intereses distintos. Bajo estas condiciones el Estado peruano era incapaz de proveer el progreso material indispensable y no podía alcanzar una forma de autoridad legítima y estable.
     La ciudad de Lima empezó a crecer considerablemente a partir del siglo 20. En 1890 existían 110 mil habitantes y en 1920 ya había duplicado su número, una explosión demográfica que no se había presentado en los anteriores 400 años de existencia. La principal utopía de la ciudad estaba vinculada con el tema de la educación, acorde con la filosofía de la Generación del Novecientos, como una alternativa para resolver los problemas sociales del país. El novedoso proyecto nacional estaba sostenido por los intelectuales de la llamada República Aristocrática quienes pretendían estudiar a la sociedad desde un punto de vista científico y racional, en contraste con el modelo hispanista, tradicional y decadente. Los postulados de este grupo de intelectuales buscaban la modernización económica del país, un orden político que dominara la estructura política y una economía sustentada en la exportación. Para lograr el desarrollo industrial era necesario proveer de educación técnica y científica al pueblo y dotarlo de las herramientas necesarias para su modernización. Precisamente muchos de los debates modernizadores nacerían en la propia Universidad de San Marcos, la más antigua del Perú y de América, fundada en 1551. Así, a lo largo de la historia, la UNMSM ha tenido una presencia importante en el orden político y social del Perú.
     A principios del siglo 20 la arquitectura de la Universidad de San Marcos cotba con edificios como la Facultad de Medicina de San Fernando (1903), obra del ingeniero Santiago Basurco; estaba hecha de adobe para adaptarse a las condiciones de una ciudad sísmica. El edificio era una traspolación académica de la Facultad de Medicina de París. El resto de las facultades funcionaba en la antigua casona de San Marcos que había sido la sede del Noviciado Jesuita; al ser expulsados los jesuitas, el edificio pasó a manos del Estado y éste la entregó a la Universidad.
      El dirigente político Luis Villarán, miembro del oligárquico Partido Civil, encarnó y defendió la educación técnica y científica. De hecho la Universidad de San Marcos fue la antesala del poder (por encima de razones académicas) para muchos políticos peruanos. Villarán fue rector de la Universidad entre 1905 y 1913. Se trazó el objetivo de construir una nueva sede debido al crecimiento que ya experimentaba la Universidad. Se requería de un nuevo local que cumpliera con el proyecto educativo moderno por tres razones que Villarán enumeró en su momento 1) por economía (para no conservar las instalaciones antiguas); 2) para “sustraerse a las distracciones de la vida de la ciudad  y para dedicar al estudio el tiempo necesario”, es decir, un modelo universitario alejado de la ciudad y que fomentara un sentimiento de comunidad y para generar un sistema de estudio que no fuera exclusivamente individual; y 3) para asimiar con profundidad los programas de estudio que operaban en las universidades extranjeras.

      Villarán propuso la nueva sede de la Universidad en la Huerta de Matutito en el Barrio de la Victoria, el primer barrio de expansión industrial de la ciudad, en un terreno de 37 mil metros cuadrados. En principio se buscó el crecimiento industrial con el modelo urbanístico y el desarrollo de un centro universitario. Villarán fue la primera autoridad en plantear una opción de Ciudad Universidad. En 1908 Villarán recibió del presidente Augusto Leguía una contrapropuesta: le ofreció un terreno de 117 mil metros cuadrados en la Avenida del Sol, al sur de la ciudad. El levantamiento y delimitación de la zona lo realizó el arquitecto Rafael Marquina en 1909. Marquina es considerado el primer arquitecto peruano; estudió en Cornell, Estados Unidos. A la edad de 30 años regresó a su patria y fue contratado por el Ministerio de Obras Públicas y Fomento; es por ello que se le encargó el levantamiento del plano.
      Desde el punto de vista urbano, Leguía desarrolló el sur de Lima con base en la ciudad jardín residencial y en la ciudad monumental con proyectos de gran calado. El plan urbanístico de Leguía se hizo posible gracias a los empréstitos de la banca estadounidense para el desarrollo inmobiliario de Lima.
      En 1923, Manuel Vicente Villarán (hijo de Luis Villarán), también rector de la Universidad, recuperó el proyecto de la Ciudad Universitaria. Se le asignó un nuevo terreno de cien mil metros cuadrados en la Avenida Arenales en el Barrio de Santa Beatriz. Éste fue otro proyecto frustrado por la crisis económica de los años veinte y porque el presidente Leguía fue derrocado por el general Luis Miguel Sánchez Cerro; el golpe de Estado representó la caída de la República Aristocrática. Veinte años después la Universidad vendió el terreno al Seguro Social del Perú; allí se construyó en la década de los cincuenta el edificio hospitalario más importante de Lima.
      La aparición del urbanismo moderno que se inicia en los años treinta va a contar con personajes notables. Entre ellos los arquitectos Fernando Belaúnde Terry (quien llegaría a ser presidente del Perú en dos oportunidades), Luis Dorich y Luis Ortiz de Cevallos. Durante la fase de institucionalización, cuando se crean las instituciones que van a conducir el desarrollo urbanístico del Perú, Belaúnde funda la ONPU (Oficina Nacional para la Planificación Urbana), la primera instancia encargada de realizar planes urbanos para el país. Como arquitecto y político, Belaúnde tenía una visión moderna de la ciudad; estudió en Austin, Texas, y poseía una fascinación por el crecimiento urbanístico de Estados Unidos y por el desarrollo del suburbio norteamericano. En El arquitecto peruano, revista editada por Belaúnde y la más destacada del siglo 20, trazó las características más importantes de su proyecto urbano: la existencia de un cinturón verde para la salubridad de la ciudad; una jerarquía de las vías al contemplar la circulación del automóvil y del peatón; la coexistencia de diversas formas de habitación y la restitución de la escala humana.
      Luis Dorich era urbanista; estudió en Massachussets. Junto con Belaúnde formó parte de los tecnócratas ligados al Ejecutivo; formados en universidades norteamericanas, llevaron al Perú una nueva visión del urbanismo moderno. El logro más importante de este grupo promocionado por Belaúnde fue la Unidad Vecinal Número 3, una traducción de los barrios metropolitanos de Estados Unidos, intercalada con zonas industriales; representaba el nuevo hábitat de la moderna sociedad peruana. En la Unidad Vecinal Número 3 existe una combinación entre el suburbio y la racionalidad europea de edificios en bloque, con cinturones verdes y áreas comunes que controlan el crecimiento demográfico dentro del espacio habitacional.

      El desarrollo urbanístico de Belaúnde fue uno de los modelos aplicados a la Ciudad Universitaria de San Marcos. En 1946 Luis Alberto Sánchez, rector de la Universidad y miembro del Partido Aprista, retomó el proyecto; fue el primero en considerar el concepto de Ciudad Universitaria como comunidad autónoma e independiente del desarrollo de la ciudad. Sánchez propuso una alternativa de terreno en la ruta de crecimiento hacia el puerto del Callao. Viajó a algunas universidades para conocer otros modelos y su realidad; quedó especialmente impresionado con la Ciudad Universitaria de Bogotá, Colombia. En ella predomina la idea de un anillo que la rodea y permite la conexión entre las facultades, la existencia de edificios administrativos independientes y áreas recreativas. Sánchez nombró una comisión técnica encargada de la nominación de la sede de la Ciudad Universitaria de San Marcos. La comisión estuvo integrada por Fernando Belaúnde, Luis Dorich y Carlos González Maquiavelo, funcionarios de la ONPU. La comisión propuso cuatro opciones; al final se decidió por los fundos Cueva, Maranga y Pando. El Estado decretó la expropiación para entregar el terreno a la Universidad sanmarquina; sin embargo, ésta entró en litigio con la Universidad Católica.
      Sánchez reemprendió la labor y nombró una nueva comisión integrada por miembros de la Sociedad Nacional de Arquitectos en la cual figuraron nuevamente Belaúnde, Dorich y Alfredo Dammert Muelle; este último, quien estudió en Alemania y estaba formado en los principios de la Bauhaus y Gropius, participó en el diseño de la Unidad Vecinal Número 3. La primera encomienda de la nueva comisión fue definir el carácter de la Ciudad Universitaria a partir de tres modelos: 1) la universidad tradicional con base en edificios para cada facultad, que en su momento eran diez; 2) la universidad funcional con aulas para todas las facultades; y 3) mantener la independencia para cada facultad y contemplar servicios comunes como el modelo de la Unidad Vecinal Número 3. Este último fue el que prevaleció.
      El gobierno del presidente Manuel Odría asignó un nuevo terreno para resolver el litigio con la Universidad Católica. El terreno correspondió al de la Villa Deportiva Nacional, el cual ya tenía planeado erigir un estadio. Éste terminó siendo un factor distorsionante  y un lastre para el proyecto original. La Universidad quedó encargada de concluir el estadio. En el nuevo y definitivo terreno el proyecto de la Ciudad Universitaria quedó ubicado sobre un antiguo asentamiento prehispánico. Para el discurso de la modernidad y del progreso material, las estructuras antiguas sólo sirvieron como material de construcción.
      El primer modelo o croquis de distribución de la Ciudad Universitaria de 1950 fue firmado por el arquitecto Alfredo Dammert. Contempla el estadio, un paseo de los estudiantes (de circulación peatonal arbolada) entre la administración central y un teatro al aire libre –ubicado sobre una plataforma prehispánica–, así como un observatorio.
      En 1956 se reconsidera el proyecto definitivo firmado en esta ocasión por Alfredo Dammert, Carlos Morales, Luis Dorich y, como consultor, Fernando Belaúnde. Incluye cinco sectores definidos además del estadio: 1) la administración central, Rectoría, Auditorio Central, servicios contables y médicos, el Museo Arqueológico, el Aula Magna y todos los servicios de extensión cultural; 2) dos sectores para las facultades de ciencias y humanidades; 3) vivienda universitaria para alumnos y docentes; 4) zona deportiva y 6) centro cívico con hospital, iglesia, comedor y otros servicios para los estudiantes. El nuevo proyecto conservó del original de Dammert la plataforma de la pirámide prehispánica para la presencia del teatro al aire libre y el observatorio.


      El proyecto urbanístico está pensado como un elemento único con un recorrido diferenciado. Incluye un circuito peatonal que comunica a las facultades entre sí y dentro de ellas. Para el resto de la Ciudad Universitaria existe un circuito-sendero que recorre las áreas verdes para acceder a las viviendas y zonas deportivas. La circulación de vehículos es perimetral; los autos no se introducen al conjunto sino que recorren el borde. Finalmente, incorpora la explanada de la rectoría.
      Hasta el momento, el proyecto no se ha ejecutado en su integridad. Se han construido espacios para las facultades de Derecho, Ciencias Económicas, Letras, el Colegio de Aplicación, Química, Biología y Ciencias, así como uno sólo de los bloques de la residencia universitaria.
      Actualmente, el modelo de la Ciudad Universitaria de San Marcos se ha densificado. El plan urbanístico ha cambiado puesto que no se llevó a cabo según el plan original. Por ejemplo, el edificio de la Rectoría se construyó en 2003 con base en otro proyecto y ubicación.
      Martín Fabbri García sostiene que en la memoria colectiva de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos no se incluye su historia. Por esta razón, el conferenciante ha emprendido esta investigación. Actualmente, la Ciudad Universidad se encuentra rodeada del crecimiento de la ciudad. Sin embargo, como proyecto urbanístico, está vinculada al lenguaje moderno de otras ciudades universitarias. Fabbri considera viable que la de San Marcos pueda insertarse dentro de los modelos paradigmáticos de ciudades universitarias como la de Concepción en Chile, la de Bogotá en Colombia, la de Caracas en Venezuela y la de México. La Ciudad Universitaria de San Marcos combina una tradición urbanística racional y de comunidad. Además, le proporciona a los estudiantes un sentido de identidad que contrasta con entornos urbanos agresivos. El campus universitario proporciona un rasgo de identidad y un entorno menos agreste a los estudiantes peruanos.

Inserción en Imágenes: 02.10.07.

Foto de portal: escudo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En latín Academia Sancti Marci Urbis Regum in Peru (Academia de San Marcos de la Ciudad de los Reyes en el Perú).



   
Instituto de Investigaciones Estéticas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO