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efemerides


Biombo: entrevista de Cortés y Moctezuma y las cuatro partes del mundo*

Gustavo Curiel **
curielm@servidor.unam.mx

Atribuido por Elisa Vargaslugo a Juan Correa (Ciudad de México, nace circa 1645-1650;  muere en la misma ciudad en 1716).

Biombo de estrado. Rodastrado de diez hojas, con dos vistas o haces. Entrevista de Cortés y Moctezuma - Las Cuatro Partes del Mundo.
Ciudad de México.
Circa 1684.

Originalmente, óleo sobre tela de cáñamo, cenefas en oro con un empaste a base de yeso y cola para formar relieve. Reentelado en 1979 con lino holandés, bastidores de madera modernos, clavos de madera modernos, bisagras de metal modernas, bandas de cuero moderno en los bordes del biombo. Restaurado en 1979 por el equipo de Manuel Serrano Cabrera. Fue separado en dos secciones en 1983.
2500 cm. x 6000 cm.
Inscripciones: en la escena que describe Las Cuatro Partes del Mundo, de izquierda a derecha: “América, Europa, Asia y África”.
Colección del Banco Nacional de México, México, Distrito Federal.


Referencias publicadas
Elena I. E. de Gerlero, “‘Pavana’ en un biombo de las Indias”, en Juan Correa. Su vida y su obra. Repertorio Pictórico, tomo. 4. Segunda parte, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1994, pp. 491-522. Huguette Joris de Zavala, “Un paravent peint en Nouvelle-Espagne par Juan Correa D´après Charles Le Brun”, en Juan Corea. Su vida y su obra. Repertorio Pictórico, tomo. 4. Segunda parte, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1994, pp. 523-537. María Josefa Martínez del Río de Redo, “El Encuentro en la literatura de los siglos XVI y XVII”, en Juan Correa. Su vida y su obra. Repertorio Pictórico, tomo. 4. Segunda parte, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1994, pp. 539- 562. Manuel Serrano Cabrera, “Informe de los trabajos de conservación y restauración de un biombo de la colección del Banco Nacional de México”, en Juan Correa. Su vida y su obra. Catálogo, tomo. 2. Segunda parte, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1985, pp. 409-419. Marita Martínez del Río de Redo, “Los biombos en el ámbito doméstico: sus programas moralizadores y didácticos”, en Juegos de ingenio y agudeza. La pintura emblemática de la Nueva España, México, Museo Nacional de Arte, 1994, pp. 133-149. Elena Isabel Estrada de Gerlero, “La representación de los indios gentiles en las pinturas de castas novohispanas”, en New World Orders. Casta Painting and Colonial Latin America, Ilona Katzew, curadora, New York, Americas Society Art Gallery, 1996, pp. 124-131. Mónica López Velarde Estrada, “Las cuatro partes del mundo. Alegorías continentales: contenidos memoriosos”, en Viento detenido. Mitologías e historias en el arte del biombo. Colección de biombos de los siglos XVII al XIX del Museo Soumaya, México, Asociación Carso, A. C., 1999, pp. 177-192. Para biombos novohispanos con el tema de las Cuatro Partes del Mundo véase: Gustavo Curiel, “Los biombos novohispanos: escenografías de poder y transculturación en el ámbito doméstico”, en Viento detenido. Mitologías e historias en el arte del biombo. Colección de biombos de los siglos XVII al XIX del Museo Soumaya, México, Asociación Carso A. C., 1999, p. 9-32. En especial véase la “Relación de descripciones de biombos que aparecen en documentos notariales de los siglos XVII y XVIII”, pp. 24-32. Años: 1652, 1689, 1695 y 1719. Benito Navarrete Prieto, “El ideario volante: la estampa como medio de difusión y transmisión de formas en el barroco virreinal”, en Viento detenido. Mitologías e historias en el arte del biombo. Colección de biombos de los siglos XVII al XIX del Museo Soumaya, México, Asociación Carso, A. C., 1999, pp. 40-41. Jaime Cuadriello, “El reino y la construcción del pasado: los cuadros de historia”, en Los siglos de oro en los virreinatos de América 1550-1700, Madrid, Ministerio de Educación y Cultura, Museo de América, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos IV, 1999, pp. 77-88. Jaime Cuadriello, “El origen del reino y la configuración de su empresa: episodios y alegorías de triunfo y fundación”, en Los pinceles de la Historia: el origen del reino de la Nueva España, 1680-1750”, México, Museo Nacional de Arte, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1999, pp. 50-107. Véase ficha núm. 16, p. 181, de Jaime Cuadriello, Elena Isabel Estrada de Gerlero, ficha 194, Mexico. Splendors of Thirty Centuries, New York, The Metropolitan Museum of Art, 1990, pp. 422-427.



Exhibiciones: Ciudad de México, Palacio de Iturbide, Los biombos mexicanos, (México, Fomento Cultural Banamex, 1984). New York, The Metropolitan Museum of Art, Mexico Splendors of Thirty Centuries, 1990. Madrid, Museo de América, Los siglos de oro en los virreinatos de América 1550-1700,1999-2000. Ciudad de México, Museo Nacional de Arte, Los pinceles de la Historia. El origen del Reino de la Nueva España. 1680-1750, junio-octubre, 1999.

Si bien algunos autores han propuesto a la escena que contiene Las Cuatro Partes del Mundo –llamada erróneamente de “Los Cuatro Continentes”- como el anverso de este mueble, y a la escena del Encuentro de Cortés con Moctezuma como el reverso, es necesario invertir la lectura de las dos vistas historiadas para entender a cabalidad el interesante programa simbólico de identidad, de fuerte carga política, que el artista –en este caso el pintor mulato Juan Correa–, y su anónimo patrocinador, dejaron plasmado en las hojas de este rico mueble de estrado.
            Al igual que en otros rodastrados, pinturas exentas y tableros de concha nácar, con temáticas similares, la escena da cuenta de un complejo mensaje de origen al servicio de la ideología criollista. A lo largo de la segunda mitad del siglo XVII el grupo criollo se había consolidado como fuerza política y social; sus intereses y visiones particulares de la historia iban en ascenso. Jaime Cuadriello ha desarrollado novedosas propuestas acerca del nacimiento del Reino de la Nueva España y el papel del criollismo en este discurso de legitimidad jurídico-política. Los criollos, en su afán por reafirmarse como grupo social y tener una historia propia que contar, echaron mano de una serie de signos y símbolos en los que se perciben con gran fuerza discursos políticos de identidad.
            Tanto la pintura, como la poesía y la misma literatura criolla recurrieron a los “símbolos de la Tierra” para conformar narrativas en las que está presente el “anhelo de la diferencia”. Para el momento en que fue pintado este biombo, estos mensajes superaban el simple alegato de la diferencia frente a los nacidos en España (recuérdese que ellos mismos se consideraban españoles). No es, pues, casual que la imagen que da inicio al mensaje de identidad en este biombo sea el Encuentro de Cortés con Moctezuma, hecho histórico del que los criollos hicieron partir su propia y diferente historia.


            Así, al elegirse hábilmente este hecho histórico (sin sangre ni muertos, sin las huellas de la cruenta conquista armada) que sintetiza el amable “encuentro entre los dos mundos”, la historia de este grupo social tuvo un punto de partida para ser contada (mito de origen). No se pierda de vista que para la ideología criolla el hecho del encuentro del capitán general de los ejércitos españoles y el emperador en México-Tenochtitlan fue el andamiaje que permitió la construcción del Reino de la Nueva España. Del citado “encuentro” nacieron los criollos como grupo, su ciudad –la capital del reino (es decir, la Urbs Nova)–, y sus propios valores, es decir, “los de la Tierra”, como ellos mismos llamaban a sus signos y símbolos de identidad, aquellos que los hacían diferentes de España y en los que radicaba la “Grandeza del Reino”.
            Ahora bien, en la otra imagen historiada que se despliega en las hojas de este biombo aparece representada una soberbia alegoría geográfica que en fuentes documentales de la época (inventarios de bienes) aparece referida como Las Cuatro Partes del Mundo; este discurso alegórico-geográfico de identidad fue ampliamente difundido en pinturas exentas y biombos que, al igual que el tema ya mencionado de la entrevista, sirvió como anillo al dedo a los intereses criollistas. Las ricas figuras y animales que encarnan los conceptos geográfico-culturales de América, Europa, Asia y África son la ecumene universal que ha resultado después de sucedido el Encuentro de Cortés con Moctezuma.
            La imagen de una “América Nueva” –situada en las dos hojas extremas de la izquierda del mueble– queda personificada en las figuras de una familia de “indios mexicanos vestidos a la romana”. La “Nueva América” va acompañada del emblemático animal que la distingue, el caimán. El indígena –cabeza de esta familia– vestido como monarca de ascendencia grecolatina es, en un doble juego simbólico, la figura de Moctezuma, en tanto que su acompañante resulta ser La Malinche. De tal suerte, la alegoría de América, más mítica que real –los indios mexicanos están más cerca del ballet cortesano europeo que de la realidad circundante, o del propio pasado indígena– resulta ser la “Cuarta Parte del Mundo” que hacía falta para completar un discurso territorial, de aspiraciones universales, aquél en donde queda anclada y se sucede la particular historia del grupo criollo. De esta manera, la nueva historia criolla rescata el componente de la diferencia, es decir, un mítico pasado indígena que ha sido revestido o pasado por el tamiz de las formas barrocas, cuyos antecedentes son Grecia y Roma (en las vestimentas de esta familia de indígenas hay grebas, crépidas y el paludamento romano, en vez de tilmas, cactlis o copillis).


            Vale la pena destacar que las cuatro alegorías geográficas representadas –América, Asia, África y Europa– (esta última imagen también recurre al juego de un doble papel, pues Europa es la misma España, al través de las figuras de los monarcas María Luisa de Orléans y Carlos II), fueron concebidas y representadas en igualdad de importancia. Las alegorías geográficas son pues entidades iguales, situadas en un mismo plano de igualdad, que funcionan como engranajes y partes indispensables de la Nueva Historia Universal, aquella historia en que los criollos tienen cabida como grupo social de poder. Historia –como todas las historias– manipulada con un hábil sentido político de identidad, en este caso al servicio de los nacidos de este lado del océano Atlántico.
            Por lo que toca a las fuentes de las que salieron las imágenes de este biombo, hay que señalar que para el hecho histórico de la entrevista, el director intelectual debió echar mano de la Historia de la Conquista de México de Antonio de Solís (texto publicado en 1684), y de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, obra publicada en 1632, aunque para el momento en que fue pintada esta escena ya existía un ciclo pictórico perfectamente armado con el tema del “encuentro” en biombos, pinturas exentas y tableros de concha nácar.
            Para el caso de las alegorías geográfico-políticas Huguette Joris de Zavala propone como fuentes directas para armar las composiciones los cuatro grabados que hiciera Guillaume de Gheyn, o Geyn, de la serie de pinturas sobre cobres de las Cuatro Partes del Mundo –actualmente perdidas– que realizara el famoso Charles Le Brun (1619-1690) en la corte de Luis XIV para el palacio de Versalles en Francia. En la realización de estas planchas buriladas intervinieron los grabadores Cotol y L’Anrant.

Inserción en Imágenes: 30.10.09
Foto de portal: Las Cuatro Partes del Mundo.



   
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO