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dialogos

El ajuar del cielo

Pablo Amador Marrero*
agueretf@hotmail.com

Jorge Bravo
beltmondi@yahoo.com.mx

 

El historiador del arte Pablo Amador Marrero ha sido invitado por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM para realizar una estancia de investigación. Entre otras actividades, impartió a algunos miembros del Instituto un curso-taller inédito sobre el estofado, tema del cual es un reconocido especialista. El Mtro. Amador Marrero es originario de Islas Canarias, destino donde termina el viejo mundo e inicia el nuevo; punto de encuentro y de mestizaje en el campo de las artes y de muchas otras actividades. La entrevista que ofrecemos a continuación aborda el tema del estofado, de las decoraciones policromas, como un lenguaje estético que identifica los imaginarios de dos pueblos (aparentemente) distintos.

¿Cuál es el motivo de su presencia en México y por qué impartió este curso sobre estofado para miembros del Instituto?

Estoy invitado como investigador durante un periodo de cuatro meses que concluye en diciembre del 2005. No solamente vengo a impartir el curso sobre estofado sino a colaborar en los proyectos de investigación del Instituto, como el que dirige la doctora Elisa Vargaslugo sobre pintura del siglo XVI. También he dictado varias conferencias y seminarios en el Distrito Federal y en Morelia y he participado en otros cursos.

En qué consistió el curso titulado "El ajuar del cielo".

En primer lugar fue un curso restringido sólo a algunos miembros del instituto. Fue una lástima porque intentó incorporarse gente de fuera; pero por las condiciones técnicas del propio curso era complicado admitirlas.

Lo que se hizo a lo largo del curso, que duró una semana, fue estudiar y revisar el desarrollo técnico y estilístico del estofado, de las decoraciones policromas, con base en análisis e investigación documental de cómo ha evolucionado la decoración en la escultura desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. El objetivo era mostrar cómo a través de los análisis de la decoración se puede catalogar la obra. Lo que hicimos en el curso fue comparar esculturas de procedencia americana en Europa, perfectamente documentadas, para afrontar el estudio de la escultura en México. Lo anterior permite crear un argumento para catalogar de forma verídica y, a su vez, demostrar cuáles son los procedimientos técnicos que conducen a la creación de la obra. Esto último es muy importante porque parte del curso fue práctico, interactivo, plástico para que los investigadores y los técnicos académicos que participaron comprendieran perfectamente de qué se habla cuando nos referimos a la decoración: no solamente es el estilo o su comparación con otro estilo distinto, o por qué se analizan las diferencias entre escuelas; se requiere un análisis integral de la obra, lo cual conlleva necesariamente a la práctica, porque se puede hablar e instruir mucho, pero es la práctica y el enfrentamiento con la obra misma lo que le da verdadero valor al curso.

Después de impartir una carga muy fuerte de teoría, se abordó la selección de estofados de distintos tipos y épocas. Cada alumno eligió una policromía hecha entre los siglos XVI y XIX. Posteriormente se le instó para que elaborara réplicas del estofado elegido. Lo anterior le permitió al alumno entender todo el proceso creativo, desde la preparación del aparejo y el porqué de cada etapa.

Cuado salimos a realizar prácticas de campo a la comunidad de Huejotzingo, Puebla, el alumno enfrentaba lo aprendido en el curso a partir de un retablo. Era muy satisfactorio ver cómo el curso y los conocimientos impartidos daban resultados a la hora de enfrentarse a la obra en sí.

Los cursos y los intercambios académicos son fundamentales porque están abriendo nuevos campos de investigación. En el caso de El ajuar del cielo el investigador asimila el curso pero también se enfrenta a la obra con otra mirada; el detalle más mínimo puede ayudar al análisis de la obra.

¿Por qué "el ajuar del cielo" como título del curso?

  México tiene mucha más sensibilidad a la hora de abordar los temas artísticos. En Europa somos muy técnicos y cerrados. El ajuar del cielo se refiere al ajuar de los santos, a la ornamentación y la ostentación de las imágenes sagradas. Es precisamente el estudio de toda la decoración que identifica a las esculturas de santos.  

¿Qué significa basarse en la sensibilidad del investigador mexicano como para impartir el curso?

Por la necesidad. Siempre se dice que Islas Canarias es el final del viejo mundo y el principio del nuevo. En Canarias existe mucho patrimonio americano y esa es una de mis especialidades. Ese patrimonio, al estar bien documentado, favorece el estudio del patrimonio mexicano que no tiene la misma documentación. Esa sensibilidad que emana del análisis de la obra de arte propicia el estudio en México.

¿Cuál es su definición de estofado?

El estofado es la imitación textil de las decoraciones en escultura. Es el ajuar del santo. Las razones por las cuales el santo se viste de tal manera, así como todas las características técnicas y estilísticas de las policromías, de lo que adorna al santo.

El entrevistador agrega otra definición de estofado: "T écnica de la imaginería en madera policromada. Tiene sus orígenes en el arte gótico y fue adoptado por el arte barroco español y por esa vía se traspasó al arte colonial americano. Se realiza aplicando finas láminas de oro sobre partes de la imagen; luego se colocan pigmentos de color encima y después el color mismo se raspa o rasguña haciendo dibujos, de manera tal que quede descubierto el oro."

Estas esculturas se visten, tienen lágrimas de cristal, etcétera. ¿Por qué? ¿Acaso se busca realismo en las esculturas?

El oro es en sí mismo un elemento pagano, desde la época más remota, la prehispánica, en el caso de México. Al catolicismo el oro siempre le ha llamado mucho la atención. La riqueza ornamental hacia el dios, hacia lo sagrado en lo general, provoca su ostentación, su riqueza.

A mediados del siglo XVI en el Concilio de Trento se entendió perfectamente cuál es el poder de la imagen y lo que ello conlleva. Ese poder de la propia imagen significa provocar su ornamentación y decoración como un trámite para la conexión con lo divino.

México todavía es un país muy religioso; se observa claramente en el plano de las costumbres y de las tradiciones populares. Es posible percatarse de la ornamentación del santo porque está unida a la mentalidad de la gente. Cada pueblo se identifica con una serie de formas decorativas: las pelucas, las lágrimas, los ojos de cristal, las uñas postizas, las heridas sangrantes, los corazones que palpitan. Es una forma teatral que posee la imagen para acercar lo divino a lo humano. El estofado es una riqueza visual y a su vez es el realismo que se le da a la pieza al vestirla.

El poder de la imagen está directamente relacionado con el carácter devocional de los pueblos. El cristiano necesita de la imagen. De eso se vale el Concilio de Trento en el siglo XVI en un momento histórico contrarreformista. La imagen es el arma perfecta de la que se vale el conquistador -según Andrés Ricardo- para la evangelización de los pueblos americanos. Ese poder visual sigue activo en nuestros días; le resulta mucho más fácil al devoto relacionarse con un elemento de bulto que con el concepto cristiano, cualquiera que éste sea.

Dicho lo anterior, entonces el estofado es una técnica meramente religiosa

La ornamentación estofada es prácticamente de devoción cristiana. Pero también la encontramos en ciertos elementos civiles de España como marcos de pinturas del siglo XVIII y XIX y en algunas tumbas. Pero en efecto es más bien religioso.

¿Poseen los estofados alguna connotación ideológica?

La personalidad de México a la hora de decorar en el siglo XVI está directamente relacionada con la exportación de artistas españoles, como en el caso de Huejotzingo, con algunos retablos y esculturas que representan directamente lo que ya se estaba haciendo en Europa. Con el desarrollo de talleres locales empiezan a asimilarse   algunos elementos que nutren la escultura y la hacen más característica del lugar. México tiene sus cristos sangrantes pero también una tipología de finales del siglo XVII y principios del XVIII en decoración de policromías muy personales que se distinguen de las de Guatemala; estas últimas tienen otra tipología y otras técnicas muy puntuales. En España también siguen otras corrientes. Son elementos definitorios de las tipologías que se desarrollan en cada centro productor.

¿Los autores de los estofados eran artistas anónimos o conocidos?

En los siglos XVI y XVII los gremios tenían mucho poder y los escultores estaban sometidos al gremio: algunos tallaban y otros policromaban. Sin embargo es una línea de investigación; México carece de ella aunque aporta mucha documentación.

Lo de gremio me suena más a artesanal que a artístico, ¿es así?

El gremio es una asociación de artistas-artífices. En el siglo XVI todavía está muy vinculado con el carácter de artesano. El escultor es artesano y cobra como tal. El gremio también es una forma de protección del trabajo: favorece la calidad del material, del producto y el control sobre los precios.  

¿Siguen haciéndose estofados en la actualidad?

No. El gremio se olvida sobre todo por la academia que subyuga y por el concepto de artista integral. En México el gremio de escultores se pierde en el siglo XVII porque pesa más el carácter individual del artista. Aunque en México y en España, particularmente en Andalucía, todavía hay un auge de esculturas para satisfacer la necesidad devocional y pasional durante la Semana Santa.

Sabemos que la técnica de pasta y caña de maíz es prehispánica.

En efecto. Ese precisamente es el tema de mi tesis doctoral. Cuando se ha abordado la técnica de caña desde fray Bernardino de Sahagún y fray Matías de Escobar decimos que se trata de una técnica prehispánica. Pero es momento de revisión. Hemos descubierto al estudiar, al enfrentarnos a la técnica desde el punto de vista científico y como historiador del arte, una serie de particularidades según las regiones. Erróneamente se dice que donde existe caña de maíz es prehispánico. Estamos estudiando y esperamos demostrar distintas tipologías; el que haya caña de maíz no significa que la estructura sea de carácter prehispánico.

¿Con la técnica de caña de maíz en los estofados se puede hablar de mestizaje?

Yo defiendo precisamente la palabra mestizaje. En un mundo global como el que estamos viviendo el mestizaje de las culturas es muy común; pero además en el caso del estofado nos referimos a un mestizaje técnico. Yo titulo un libro en alusión a fray Matías de Escobar, también de origen canario: Traza española, ropaje indiano. Esa es una definición de mestizaje técnico y hasta estilístico.

Cuando está presente la caña de maíz es producto de América. El estudio de la pieza americana revela una serie de elementos tanto decorativos como técnicos que van a favorecer los cristos de caña de maíz, el tipo de ornamentación característica mexicana de los talleres del siglo XVIII. Todos esos elementos son señas de identidad que favorecen el análisis y la identificación. Ya desde 1555 se encuentran obras catalogadas en España realizadas a partir de esa técnica. La técnica de caña de maíz va a favorecer su análisis e identificación en España y, por lo tanto, el estudio de la imaginería mexicana. Para México es muy importante la ornamentación, tiene textiles muy definitorios y eso se observa en su imaginería. Al analizar estofados en España llegamos a saber perfectamente que son mexicanos. En realidad, el dorado es un elemento secundario porque va debajo; lo que prima es la labor de encima, tanto el esgrafiado (sacar hilos de oro) como la decoración a punta de pincel que encontramos encima de las laminillas de oro. En México la tipología de flores es muy importante porque difiere de lo que se estaba haciendo en España.

Cada vez que hablamos de imaginería en caña de maíz siempre se asocia con la historia del arte mexicano, pero no se le ha puesto en su lugar. Se habla de lo curioso de la técnica, del material; pero no como arte, como una seña de identidad del arte mexicano en el siglo XVI. Es muy importante colocar la técnica de la imaginería en caña y papel en el lugar que le corresponde del arte. Estamos sometidos a materiales nobles como el mármol de estilo italiano y no a la escultura en madera hispana.

Una de mis prioridades como historiador del arte es colocar la imaginería mexicana en su sitio. Asimismo es muy importante la identificación de los elementos propios de cada zona para favorecer su análisis y su estudio y poder decir que tal pieza es de la escuela mexicana o guatemalteca; y dentro de la escuela mexicana a identificar los talleres de la capital, los poblanos, los michoacanos. La fusión que yo propongo del análisis desde el punto de vista histórico y técnico conlleva a dar resultados notorios.

Investigaciones como las que realiza usted, ¿qué tanto ayuda a la conservación de las piezas?

Es muy importante. El trabajo que están realizando la doctora Elisa Vargaslugo y la maestra Gabriela García Lascuráin, catalogar la escultura novohispana, es fundamental porque de alguna manera combate al robo de las obras de arte. Al tenerse un catálogo se propicia que quien compre la obra sabe que es robada porque ya está catalogada; asimismo, quien venda la pieza corre peligro. Ya no ocurre como antes, que ibas a un pueblo, robabas la escultura y después la vendías. La catalogación evita la facilidad de robar. Cuando se sustrae una pieza las leyes internacionales van a permitir que la obra, cuando salga del país, sea reclamada por su legítimo propietario. Lo anterior ha dado muy buenos resultados en España y en el ámbito internacional. En pocos años se darán cuenta de los buenos resultados que trae consigo la catalogación.

El de Estéticas es un tipo de Instituto que hace mucha falta en Europa. En México existen grandes especialistas. El investigador español está muy relacionado con la actividad docente; en México el especialista se desarrolla como investigador aunque también imparta cursos. El nivel de México en el ámbito de humanidades es muy alto. Los investigadores mexicanos no tienen nada que envidiarle a los europeos en presencia, prestancia, conocimiento y sabiduría.

* El maestro Pablo Amador Marrero realiza una estancia de investigación en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, miembro investigador del Grupo Ergonomía & Patrimonio de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, Junta de Andalucía España. Es autor de Traza española, ropaje indiano. El Cristo de Telde y la imaginería de caña de maíz.



   
Instituto de Investigaciones Estéticas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO