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de archivos

Pintores novohispanos en el Tribunal de la Inquisición.
Noticias documentales

Raquel Pineda Mendoza*
raquelpineda2004@yahoo.com.mx



El acervo del Santo Oficio, hoy custodiado por el Archivo General de la Nación de México (AGNM), conserva documentos redactados durante miles de procesos inquisitoriales que, como otras series documentales, ofrece información para la historia del arte mexicano. Riqueza informativa que solamente la búsqueda sistemática y, sobre todo, paciente, logra rescatar para complementar investigaciones históricas en proceso; o bien, para darla a conocer si se trata de alguna noticia inédita. Es el caso de dos pequeños manuscritos que hemos localizado en el AGNM, cuyo contenido se relaciona con actividades de los pintores Sebastián López de Arteaga e Ignacio María Barreda, en el Tribunal de la Inquisición. El primero, de gran prestigio por la indudable calidad de su obra pictórica; el segundo, cuya pintura fue considerada por don Manuel Toussaint como de "categoría inferior pero todavía estimable". (1)
            Cabe recordar que como Toussaint, otros estudiosos de esta expresión del arte han consultado diversos archivos en busca de datos para enriquecer sus investigaciones. Así lo hizo Nelly Sigaut al estudiar la vida y obra de José Juárez, (2) pintor novohispano activo a mediados del siglo XVII, a quien Efraín Castro Morales reconoció como "de indiscutible talento, con habilidad técnica y abundante producción". (3) En efecto, en su obra la autora da cuenta de cierto trabajo realizado por el artífice en alguna dependencia del edificio del Tribunal, (4) antes del 30 de abril de 1658. Esta labor no consistió en la pintura de algún lienzo sino en el jaspeado de los estrados del tribunal y audiencia; por lo cual, aunque reclamaba el pago de "más de veinte pesos, de colores y otros materiales […], sin lo que ha ganado el oficial y ayudante, que ha trabajado; y más mi asistencia", (5) el fiscal de la institución dictamino: me "parece que con una docena de pesos estará pagado". (6) No obstante, el 6 de mayo del mismo año se ordenó pagarle, pero sólo veinte pesos, de a ocho reales, por toda la obra. (7)
            Como puede observarse en este y otros casos, la actividad de pintores novohispanos en y para el Santo Oficio se ha dado a conocer, como queda dicho, gracias a la búsqueda y localización de los testimonios en los acervos de la institución. De aquí la importancia de dar a conocer los textos relacionados con los pintores mencionados.

Sebastian López de Arteaga

Por lo que toca a Sebastián López de Arteaga, no se conoce la fecha de su nacimiento; sin embargo, de acuerdo con un documento publicado por don Manuel Toussaint en el Apéndice de su obra dedicada a la pintura mexicana, (8) fue bautizado en la parroquia del Divino Salvador de Sevilla, España, el 15 de marzo de 1610. (9) Por su parte, Xavier Moyseén informó que ese mismo año murió su padre, de quien llevó el mismo nombre; y que, tres años después, su madre, Inés de los Reyes, lo llevó a Ecija a residir con Juan López Ortiz, al parecer su pariente. En Ecija permaneció siete años, después de los cuales Inés lo llevó nuevamente a Sevilla. No se sabe de su formación profesional pero el mismo autor indica que el 19 de abril de 1630 fue examinado, en esa ciudad, como maestro pintor de imaginería al óleo. (10)
            López de Arteaga se traslado a la Nueva España alrededor de 1640, como propone Nelly Sigaut, (11) donde llegó a ser, según la opinión de don Manuel Toussaint, "la figura máxima, después de Balthasar de Echave Orio, en la historia pictórica de nuestro virreinato". (12)
            La primera noticia de su actividad en nuestro país está fechada en 1642, cuando fue contratado para ejecutar el "arco, o portada real, que el gobierno de la ciudad erigió con motivo del arribo del virrey García Sarmiento de Sotomayor y Luna, conde de Salvatierra". (13) A partir de entonces ejerció con éxito su arte durante diez años, después de los cuales el 15 de junio de 1652 redactó su testamento y, aunque vivía aún el 2 de junio, fecha en que agregó algunas declaraciones mediante un codicilo, había fallecido en diciembre. (14)
            Lamentablemente, su obra es poco conocida. La que se conoce, apuntó el maestro Xavier Moyssén, presenta serias dificultades para su estudio. Afirma que, de hecho, sólo son ocho los "cuadros que con cierta seguridad se le atribuyen, básicamente por estar firmados"; (15) sin embargo, expresó que "son tan distintos entre sí, que de ahí nace el primer obstáculo pues, no hay en ellos una unidad estilística bien definida [y] aún las firmas que ostentan son enteramente distintas". (16) No obstante, dice Moyseén "Que Arteaga debió ser autor de un número mayor de cuadros, me parece algo evidente; la fama de que disfrutó en los cortos años de su existencia mexicana permite suponerlo; mas, de esa producción, la mayor parte está extraviada cuando no perdida definitivamente". (17) En cuanto a la obra del pintor que aún existe, este estudioso señaló que la pintura que dio a Arteaga notoria celebridad "por el acusado acento zurbaranesco" (18) que la hace obra única en la producción pictórica del virreinato, es la que representa a La incredulidad de Santo Tomás, firmada y fechada en 1643 (fig. 1).


           Ahora bien, entre las obras de este pintor existieron 19 retratos de inquisidores que aún podían observarse a principios del siglo XIX, (19) pero hoy han desaparecido. Acerca de estos lienzos, testimonios documentales permiten suponer que le fueron encargados hacia el 29 de mayo de 1643, cuando la institución le otorgó el nombramiento de notario del Santo Oficio. Así lo refiere un texto de los que conforman el Apéndice en la obra citada de Toussaint.
            Ahí mismo, en otro documento, Sebastián López de Arteaga, ostentándose ya como notario, solicitó ayuda económica del tribunal para continuar su tarea, declarando: "estoy haciendo los retratos de los señores inquisidores que al presente son, y han sido, deste tribunal; y tengo acabados diez […], y para proseguir los nueve que faltan; por cuanto estoy necesitado y no los puedo costear de mi caudal; a vuestra señoría pido y suplico se sirva mandar se me socorra con trescientos pesos sobre los doscientos que he recibido…"(20)
            Por esta petición sabemos que el artífice había pintado diez de los 19 retratos que le fueron encargados. Luego, en el fragmento de un inventario, también sin fecha pero formulado tiempo después e incluido en el mismo Apéndice, están registrados "16 retratos de los señores inquisidores antiguos", un lienzo con la imagen de Santo Domingo, otro con la de San Pedro Mártir y diez más de otros temas. (21) Esta información hizo concluir a Toussaint y a Moyssén, quien a su vez lo citó:

parece que [López de Arteaga] no logró terminar más que diez y seis de los diez y nueve que le encargaron, pues estos son los que constan en inventarios que le encargaron, pues estos son los que constan en inventarios posteriores de la Inquisición. Algunas personas vieron estos retablos, ya bien comenzado el siglo XIX, aún en su sitio; más tarde, habrán emigrado en busca de otros cielos. (22)


            Esto es lo que hasta hoy se ha publicado acerca de este asunto. Noticias que, si bien permiten suponer que los 19 retratos fueron encargados a López de Arteaga hacia el 29 de mayo de 1643, dejaban la duda de si los concluyó o no, ya que en el fragmento del inventario mencionado sólo aparecen 16.
            Afortunadamente, podemos aclarar esto y agregar datos importantes relacionados con dichas pinturas, gracias a un manuscrito del acervo inquisitorial custodiado por el AGNM. Se trata de una petición del pintor, en la cual afirma que concluyó 19 retratos de inquisidores, más dos lienzos –uno con la imagen de Santo Domingo y otro de San Pedro Mártir–, y que los colocó en la sala del tribunal.
            En este documento, fechado el 19 de abril de 1644, el pintor nos despeja la duda y permite concluir que fue contratado para realizar no sólo 19 retratos de inquisidores, sino 21 cuadros, contando las dos imágenes de los santos que –como queda dicho–, aparecen anotadas en el inventario. Por esta petición se sabe también que, al concertarse, se convino el precio de cada óleo en 50 pesos y que había recibido a cuenta la cantidad de 500. De lo que resulta que el valor total de su compromiso fue de 1050 pesos. Se puede suponer que realizó esta obra en el tiempo transcurrido entre su nombramiento como notario del Santo Oficio –29 de mayo de 1643– y la fecha de la petición. Pero aquí conviene transcribir el manuscrito completo.

Muy ilustres señores. 1644
Sebastián de Arteaga, notario de este Santo Oficio digo, que por mandado de vuestra señoría, tengo costeados y puestos en la sala de este tribunal veinte y un cuadros, de Santo Domingo, San Pedro Mártir, y los retratos de los señores inquisidores que son y han sido de este Santo Oficio. Y para en cuenta de la dicha obra tengo recibidos quinientos pesos; y en lo restante, que son otros quinientos e cincuenta, a razón de cincuenta pesos cada cuadro, estoy empeñado por mis muchas necesidades. Por tanto, a vuestra señoría pido y suplico mande se me pague la dicha cantidad, que en ello recibiré bien y merced, etcétera. Sebastián de Arteaga [rúbrica].


            En la parte inferior de la misma foja se asentó un recibo, fechado el 11 de diciembre de 1597, por medio del cual Echave Orio declaró: "Digo yo […] qués verdad que recibí de vos, Martín de Bribiesca Roldán […] sesenta y cinco pesos de oro común en reales; que son por los materiales y pintura y trabajo corporal […]. Y por verdad lo firmé de mi nombre." (23) De manera que por nueve días de labores, le correspondieron 12 pesos de oro al maestro, 19 a cada uno de los oficiales españoles y el resto que le debían por la compra de colores y otros materiales. (24)
Al margen superior izquierdo, se registró la resolución de los inquisidores, que dice:

Presentada en diecinueve de abril de mil y seiscientos y cuarenta y cuatro años, ante los señores inquisidores: licenciado Domingo Vélez de Assas y Argos; doctores, don Francisco de Estrada y Escobedo, don Juan Sáenz de Mañozca y licenciado don Bernabé de la Higuera y Amarilla. Y vista; mandaron se le libre [pague], en el receptor, la cantidad que contiene la petición [firma y rúbrica del notario Saravía]. (25)


Ignacio María Barreda

Poco se sabe de Ignacio María Barreda, a quien don Manuel Toussaint agrupó entre los "pintores secundarios que florecieron de 1751 a 1800", en su multicitado libro acerca de la pintura mexicana. (26) Hasta el momento no se sabe de su vida personal. Lo que conocemos está relacionado únicamente con su quehacer pictórico y lo debemos a este autor.
            En efecto, en este apartado de su estudio Toussaint anota que algunos retratos realizados por Barreda, conservados en el Museo Nacional, "nos revelan a un pintor mediano del siglo [XVIII]". (27) De los retratos opina que el mejor es el de una joven señora que pintó al óleo en 1794, en cuya parte inferior puede leerse la curiosísima inscripción que transcribimos:

La señora doña Juana María Romero. Nació el día 23 de junio del año 1760. Se desposó con el señor José Manuel García Aurioles de León el día 28 de octubre de 777; se retrató en México a primero de noviembre de 94, habiendo tenido 9 partos y 3 malos partos, siendo el último en México el año de 93 del que [se] vido muy arresgada. Ignacio María Barreda lo pinto (28) (fig. 2).

            Pero la obra de "más aliento" del pintor, consideró Toussaint, "es un gran cuadro en que aparece el arzobispo Núñez de Haro y Peralta premiando a los seminaristas. Procede de seminario de San Camilo y forma parte de las colecciones oficiales". El hecho de que el artífice haya pintado numerosos retratos de personajes que figuraban en esta institución lo indujo a "sospechar que Barreda fue una especie de pintor oficial del seminario". (29)
            Así pudo ser; sin embargo, el documento que damos a conocer aquí nos revela que, dos años antes de ejecutar los retratos de miembros del seminario mencionado (1793-1794), estaba trabajando para el Tribunal de la Inquisición pintando imágenes religiosas en el interior de cuatro celdas de las cárceles secretas. Se trataba de una escena, en negro, que, suponemos, era de Jesús en el Calvario; al describir su obra, el pintor explicó que representó en ésta al "Señor Crucificado con su Santísima Madre y San Juan”. (30) Agregó que en otro sitio del "transito para el torno, en el patio dellas", (31) es decir, en el patio de las cárceles, copió la imagen de Nuestra Señora de la Soledad de Madrid. Pintura por la que le pagaron 17 pesos. Finalmente, el texto del recibo, si bien breve, pero importante, dice:

He recibido del señor tesorero del Santo Oficio, Don Juan José Zuazola, 17 pesos por la pintura de cuatro efigies en negro, del Señor Crucificado con su Santísima Madre y San Juan, en cuatro encierros de las cárceles secretas; y la copia de Nuestra Señora de la Soledad de Madrid, en el tránsito para el torno, en el patio dellas. México, 17 de marzo de 1791. Ignacio María Barreda [rúbrica].(32)


Bibliografía

            AGNM, Inquisición, vol. 419.
            AGNM, Real Fisco, vol. 115.
            Castro Morales, Efraín, "El testamento de José Juárez", Boletín de Monumentos Históricos, México, Dirección de Monumentos Históricos, INAH, 1981, núm. 5.
            Moyssén, Xavier, "Sebastián de Arteaga, 1610-1652", Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, núm. 59, México, UNAM, 1988.
            Sigaut, Nelly, José Juárez, Recursos y discursos del arte de pintar, Milán, Italia, Landucci Editores y Leonardo Internacional, 2002.
            Toussaint, Manuel, Pintura colonial en México, México, UNAM, 2ª ed., 1982.


1. Manuel Toussaint, Pintura colonial en México, México, UNAM, 1982, p. 172.
2. Nelly Sigaut, José Juárez, Recursos y discursos del arte de pintar, Milán, Italia, Landucci Editores y Leonardo Internacional, 2002.
3. Efraín Castro Morales, "El testamento de José Juárez",  Boletín de Monumentos Históricos, México, Dirección de Monumentos Históricos, INAH, 1981, núm. 5, p. 3.
4. Nelly Sigaut, José Juárez, p. 61
5. AGNM, Real fisco, vol. 115, exp. 4. f. 74.
6. Nelly Sigaut, op. cit.
7. Ibidem.
8. Manuel Toussaint, Pintura colonial en México, p. 229.
9. Ibidem.
10. Xavier Moyssén "Sebastián de Arteaga, 1610-1652", Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, núm. 59, México, UNAM, 1988, pp. 17-18.
11. Nelly Sigaut, José Juárez, p. 5.
12. Manuel Tousaint, op. cit., p. 100.
13. Xavier Moyssén, "Sebastián de Arteaga, 1610-1652", p. 19.
14. Xavier Moyssén, op. cit., pp. 22-23.
15. Ibidem, p. 25.
16. Ibidem.
17. Ibidem.
18. Ibidem.
19. Manuel Tousaint, op. cit., p. 102.
20. Ibidem, p. 231.
21. Ibidem.
22. Ibidem.
23. AGNM, Inquisición, vol. 419,  f. 587.
24. Ibidem.
25. Transcripción paleográfica con ortográfica actualizada de Raquel Pineda Mendoza.
26. Manuel Toussaint, op. cit., pp. 171-172.
27. Ibidem.
28. Ibidem.
29. Ibidem.
30. Ibidem.
31. Ibidem.
32. Transcripción paleográfica con ortografía actualizada de Raquel Pineda Mendoza.

* Raquel Pineda Mendoza es miembro del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.

Inserción en Imágenes: 21.10.08
Foto de portal: fachada del Archivo General de la Nación. Foto: Google. 

          



   
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